Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Reservado el derecho de admisión

Vaya por delante que el Valencia podría haber hecho mejor las cosas. Que seguramente el tema no habría alcanzado la magnitud que tiene si, con todo el dolor de corazón, el club opta por no abrir taquillas en la previa del encuentro de Segunda B que el pasado domingo enfrentó a Mestalla y Hércules. La medida, con total seguridad, hubiera dejado fuera a más valencianistas con hambre de murciélago en un fin de semana sin fútbol de Primera que a los atrevidos seguidores alicantinos que viajaron a la Ciudad Deportiva de Paterna sin entrada.

Pero, cerrando la ventanita de vender papel, no hubiera hecho falta poner en marcha la surrealista iniciativa de pedir el DNI a la puerta del Antonio Puchades. ¿En qué mollera entra que un peñista herculano afincado en Ruzafa pueda ver el partido y un seguidor del Valencia con domicilio en El Campello no? Desconozco de quién es la idea, pero sería aconsejable que no tuviera nunca más el mínimo poder ejecutivo en Mestalla. El tema le ha venido muy grande.

Ahora bien, es alucinante la facilidad con la que, desde determinados sectores plagados de oportunistas y/o lumbreras se zurra al club de Mestalla. Sin contemplaciones y, en la mayoría de casos -como el que nos ocupa-, sin información. O, al menos, sin toda la información. Conviene tener en cuenta que, en este asunto del Mestalla-Hércules, no todo han sido errores. El Valencia envió al Rico Pérez 275 entradas (un porcentaje considerable del aforo del estadio), comunicando además en tiempo y forma a la entidad alicantina que no vendería ni una más a seguidores herculanos.

En el club, con toda la razón, existía preocupación por la seguridad durante el encuentro, habida cuenta de la inexistencia de una grada visitante como tal en el Puchades. El historial de enfrentamientos entre el primer y segundo equipo de Mestalla con el Hércules no está salpicado precisamente de ofrendas florales y paellas de hermandad. Ahora bien, convertir este exceso de prudencia en un ejercicio de demagogia y oportunismo político enarbolando la bandera del anticonstitucionalismo roza lo kafkiano.

El Valencia nunca ha caído bien en Alicante y alguno/a -sabiendo el perfil del respetable al que se dirige- ha querido ganar votos a costa de un tema sin el mayor recorrido. A la próxima, taquillas cerradas y reservado el derecho de admisión. Fácil.

Compartir el artículo

stats