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Opinión

Una disculpa a tiempo

Falta humildad en el Valencia CFcomo se vio en las siguientes horas de cometer el grotesco error de vetar la entrada a los aficionados del Hércules en el campo Antonio Puchades tras comprobar en el DNI su origen alicantino.

El VCF reaccionó tarde y mal, dos días después, culpando al Hércules, en un comunicado, por la falta de diligencia del club alicantino a la hora de frenar a sus aficionados de ir a comprar localidades el pasado domingo al campo de Paterna.

Todo este bochorno se habría paliado si el Valencia hubiera emitido una disculpa pública poco después de la descabellada decisión de impedir la entrada a los hinchas nacidos en la provincia de Alicante. Quien la tuvo (la idea) no sabe nada de derechos fundamentales.

Al Hércules le ha venido bien el conflicto. Sale así del anonimato nacional al que le han condenado sus dirigentes en los últimos años. Se ha tratado de tú a tú con el Valencia CF, un equipo Champions, y no va a soltar ese hueso. Algunos patanes de su entorno han disfrutado de su día de gloria tirando de demagogia y victimismo, reavivando viejos fantasmas.

Pero la indignación de los valencianistas de las comarcas alicantinas contra el centralismo de la capital (y el esperpéntico caso del hijo de la peña Gayà de Pedreguer) está justificada. Los dirigentes deberían salir de la madriguera de la capital para darse cuenta de que el valencianismo es mucho más grande, algo advertido en su día por el expresidente Paco Roig.

La denuncia del Hércules ante la federación española es desproporcionada y probablemente no vaya a ninguna parte, pero el VCF se habría ahorrado el desgaste de estos días con una simple disculpa a tiempo, con un poco de humildad.

Ferran merece confianza. El recital de Ferran Torres en el Suiza-España sub 19, el pasado miércoles en Basilea, invita a una reflexión. El extremo de Foios es, a los 18 años, el más desequilibrante de una selección, una de las mejores del mundo, con algunos compañeros de un año más.

El VCF reconoció su potencial al renovarlo hace unos meses y ponerle una cláusula de rescisión de 100 millones de euros. Su contrato, sin embargo, es corto y quedará libre con tan solo 21 años. Más allá de que el Valencia ya haya pensado en venderlo por una cifra desorbitada, la verdadera apuesta por él debería llegar desde el banquillo.

Un jugador de sus características, la velocidad y el desborde, debería sentirse autorizado a fallar por parte del entrenador. Sobre todo a los 18 años. El espaldarazo para atreverse a todo. En los ratos que ha jugado, no se ha visto el verdadero Ferran. Ha evitado equivocarse. Mestalla vibrará el día que se suelte. Falta paciencia, confianza y tiempo.

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