El Valencia buscará este martes la hazaña de ganar en el estadio de la Juventus con mucha menos ansiedad en su equipaje. El oportunismo de Santi Mina, con una intuición rematadora traducida en dos nuevos goles, y la sentencia final de Gameiro, han dado al equipo de Marcelino el primer triunfo liguero de la temporada en Mestalla, frente a un inofensivo Rayo Vallecano. Con una destacada aportación de Rodrigo, con dos asistencias, y el pundonor inagotable de Guedes, la afición blanquinegra ha disfrutado del primer partido plácido de toda la campaña.

El equipo blanquinegro saltó al campo decidido a resolver pronto, a no alargar la agonía del 0-0 que con el avance de los minutos va llenando la cabeza de los jugadores de dudas, de decisiones equivocadas. En los primeros minutos, con la mente fresca, las jugadas eran trenzadas con paciencia y meciendo el balón entre las dos bandas. De una triangulación así llegó el disparo de Parejo en el minuto 2, y a los pocos segundos un intento de Rodrigo. En ambas ocasiones, Dimitrievski respondió con dos buenas estiradas.

Un error de Gayà en una pérdida de pelota en la salida de una jugada, metió al Rayo Vallecano en el partido. El equipo de Míchel es un bloque movido por la convicción, orgulloso para buscar con la cabeza levantada el marco rival. El encuentro entró en una fase de imprecisiones, con un dominio táctico desorganizado que llevó a Advincula a rematar al poste. El Valencia contestaba con centros de Wass y sobre todo con el recurso de Guedes, que aunque no esté en su plenitud física siempre es insistente, nunca desiste. Aunque no le salga la jugada, o aunque sea cazado en faltas, como volvió a suceder esta tarde.

Cuando el partido parecía más atascado, Guedes dibujó un pase en globo a la cabeza de Rodrigo, que inventó una delicatessen al peinar la pelota para que fuera recogida a la carrera por Santi Mina, que remachó a placer. El gallego, ya con cinco goles, señalaba a sus compañeros que fueran a felicitar a Rodrigo. El gol, aparte de confirmar el estado de gracia de Santi Mina, da la razón a Marcelino en su reflexión en sala de prensa, cuando advertía que la valía de Rodrigo no se limita solo a los goles que marca, faceta en la que es obvio se ha bloqueado, sino en el fútbol que genera a sus compañeros. El partido estaba para sentenciarlo y disfrutar de una segunda mitad placentera (¿cuándo fue la última en Mestalla?), pero el segundo se resistió antes del descanso. Pudo venir de dos penaltis reclamados a Mina y Rodrigo. Sobre todo en el lance del delantero hispano-brasileño Mestalla apretó con fuerza, durante más de tres minutos, reclamando la intervención del VAR, un invento tecnológico que ha cambiado algunas notas de la banda sonora de los estadios.

El Valencia emitía señales de cansancio en algunos jugadores en la segunda mitad, pero de nuevo el oportunismo de Santi Mina volvió a salir al rescate. Un córner al palo largo fue recogido por Paulista con un control forzado de pecho y disparo. El rechace de Dimitrievski lo recogió muy despierto Mina. Un gol provocado en un saque de esquina peleado hasta el último momento por Rodrigo. Con la tranquilidad del segundo tanto era el momento de reservar piezas para la batalla de Turín. Tardó Marcelino en mover el banquillo. Retiró a Santi Mina, despedido entre vítores, para dar entrada a Gameiro.

Con el partido roto, en una contra iniciada por Gameiro, Rodrigo regaló su segunda asistencia de la tarde para que el delantero francés marcara el tercero y gozar de un marcador que refuerza las expectativas para poder jugarle a la intratable Juventus a mar abierto, sin miedo ni nada que perder.