No hay terapia más aconsejada para superar una eliminación en la Liga de Campeones, que ganar al Real Madrid en el Santiago Bernabéu. Al Valencia se le aparece este sábado una oportunidad hermosa, reluciente, para cerrar el duelo ocasionado por las consecuencias de la derrota frente a la Juventus. El equipo de Mestalla lleva una década sin ganar en Chamartín, desde aquel 2-3 con gol final sin ángulo de Javier Arizmendi en 2008, pero el contexto se presenta propicio para pescar puntos en el feudo madridista. Los merengues ya han perdido cinco partidos y su irregularidad en LaLiga lleva a pensar, como sucedió la pasada temporada, que la prioridad competitiva de la entidad esté en reafirmar su hegemonía en la Liga de Campeones.

La fiabilidad defensiva es una de las razones a favor del Valencia. Ayer una estadística revelada por el portal Fútbol Avanzado informaba que los equipos rivales necesitan 250 centros para que el Valencia sufra un gol en contra tras un centro lateral. Los valencianistas son, con una abusiva diferencia, el mejor equipo del campeonato en ese parámetro. El siguiente conjunto es el Sevilla, con 115. La temporada pasada los centros laterales eran el gran déficit del equipo, pero en esta campaña se ha atornillado la seguridad de los carrileros y, sobre todo, la contundencia de los centrales, con Gabriel Paulista de gran jerarca.

A pesar de rozar la excelencia defensiva, el Valencia está a seis puntos de los puestos de Liga de Campeones porque la calidad y efectividad en ataque han sido irrelevantes. El Madrid aparece, en este aspecto, como un rival propicio para llegar a puerta con relativa facilidad. Los madridistas presentan un diferencial de goles a favor y en contra impropio de su potencial, con 20 tantos marcados y la friolera de 19 encajados. Con un Madrid necesitado, el Valencia contará con un escenario perfecto para correr y ejecutar contragolpes, el molde de partido en el que mejor se siente.

Sorprende, por encima de todo, el diferencial de goles de las derrotas del Madrid. 14 goles en contra por solo 2 a favor. Los tropiezos del equipo ahora entrenado por Santiago Solari son contundentes, sin paliativos. A excepción de su derrota en casa del Alavés, por 1-0, en el resto siempre han encajado más de un tanto (1-2 frente al Levante UD, 3-0 contra el Eibar, 3-0 contra el Sevilla y 5-1 ante el FC Barcelona).

El ambiente está enrarecido en el Madrid con el ostracismo al que Solari ha sometido a Isco Alarcón. El mediapunta malagueño, criado en la cantera del Valencia, es adorado por los aficionados madridistas pero nunca ha gozado de un reconocimiento unánime por parte de sus técnicos. Su desaparición de las alineaciones con Solari ha sido total y la controversia ocupa las primeras páginas de la información del equipo del Bernabéu. De hecho, ya se rumorea su posible salida en el mercado de invierno hacia la Premier o el Calcio.

La duda de Rodrigo

La duda de Marcelino está en Rodrigo. El delantero hispano-brasileño se probará en el entrenamiento de hoy para ver si ha desaparecido la sobrecarga en los isquios que le hizo ser sustituido en la media parte del encuentro frente a la Juventus. En defensa se recuperan piezas con Ezequiel Garay, completamente restablecido del golpe en el muslo. Su lugar ha sido bien ocupado por Mouctar Diakhaby.