El Valencia ya está en octavos de final de la Copa del Rey tras un pésimo partido del equipo de Marcelino resuelto por un cabezazo de Batshuayi, que había sido el peor, al rematar un centro de Lato. La raquítica victoria ante este rival de la cola del grupo III de la Segunda B no hace sino acentuar la sensación de que la planificación deportiva del verano pasado fue un desastre en su totalidad, sin un solo fichaje que, tres meses después, pueda considerarse titular en este Valencia ya eliminado de la Champions. Solo los jóvenes de la cantera (Lato, Kang In Lee, Ferran Torres y Alex Blanco) dieron la cara. Y entendieron lo que les pide Mestalla. Atacar y ofrecer un atisbo de espectáculo.

La bronca de la grada al VCF al final de la primera parte resultó tibia para lo ofrecido: nada. Si acaso un regate eléctrico de Kang In Lee a Víctor García en el pico derecho del área, cuando el interior surcoreano se había cambiado de banda. En una plantilla tan devaluada de clase, con un nivel técnico tan exiguo, la zurda de Kang In Lee, los quiebros en corto y la visión de juego, fueron como un poco de agua en el desierto.

Copa del Rey: Los goles del Valencia - Ebro

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Los dos grandes fichajes del verano, Batshuayi y Gameiro, fueron relegados a la titularidad en un «partido irrelevante», según lo definió el director general del club, Mateu Alemany. Y a fe que estuvieron a la altura del resto de la temporada. Las cuatro primeras intervenciones de Batshuayi fueron cuatro pérdidas de balón: debe tener la confianza por los suelos. El delantero belga pasaba por ser al menos un jugador poderoso desde el punto de vista físico. Ni eso.

La dirección deportiva ha llenado la plantilla de jugadores tan altos (Piccini, Racic, Diakhaby, Batshuayi) como incapaces de dar un pase de calidad. Lo importante es que fueran altos, como si la historia reciente del fútbol les hubiese pasado desapercibida a los encargados de la planificación: la lista interminable de los fabulosos futbolistas bajitos que ha llenado de éxitos sus vitrinas.

El zurdazo de Gerrit, mediada la primera parte, probó los resortes en el salto de Jaume Doménech, que se estiró hasta la escuadra para evitar el gol del Ebro.

Las telarañas de la depresión

Mestalla recibió una falta al borde del área aragonesa como un tesoro. El pequeño Kang In Lee se acercó tímidamente por si le dejaban tirarla. Lo impidió Batshuayi, que impuso su salario y prestigio internacional. Lanzó alto.

La gente había declarado la guerra a Batshuayi justo cuando Toni Lato le salvó la cabeza. Un centro combado del lateral izquierdo valenciano resultó un regalo para el delantero belga, que cabeceó picado a gol.

El tanto le quitó las telarañas de la depresión al cuadro de Marcelino, que jugó más suelto el último cuarto. La velocidad del joven Alex Blanco, como segunda punta, sirvió para animar el ataque local. Rozó el gol y congenió con Ferran Torres, que mostró al final su potencial en un control, un caño y el disparo repelido por Salva.

El partido dio grima, pero sirvió al menos para ver que el talento está más en la cantera (Kang In Lee, Ferran Torres y Alex Blanco) que en la cartera.