El Valencia CF sacó adelante con la mayoría accionarial de Peter Lim la Junta general de accionistas. Un cónclave que en otros años se recordaba como bullicioso y multitudinario y que con las crecientes restricciones del club llegó ayer a su versión más clandestina. Por primer año sin cartas a los accionistas para dar a conocer la convocatoria, en mitad de un puente festivo y en un horario de difícil conciliación, sin señales indicativas en las instalaciones de Feria Valencia para acceder al pabellón, sin presencia de medios de comunicación por segundo año consecutivo, y esta vez siquiera sin atril para dirigirse al resto de público, 71 accionistas en total en una sala medio vacía en la que apenas había un centenar de presentes. Las redes sociales del club se limitaron a publicitar el parlamento de Anil Murthy y a dar el resultado final de las votaciones.

El discurso de Anil Murthy no ofreció ninguna novedad de las premisas que el dirigente singapurés avanzó en las entrevistas concedidas a algunos medios de comunicación. No hubo anuncios: ni sobre la venta de las parcelas del actual estadio, tampoco de los plazos concretos para terminar el futuro recinto, con las obras paradas desde febrero de 2009, ni qué plan de negocio tiene un club que no rebaja deuda y que tiene entre sus principales fuentes de ingresos valores aleatorios como los derechos de televisión, la venta de futbolistas y la participación en la Liga de Campeones. Lo que sí dijo ya era conocido: el objetivo sigue siendo quedar cuartos, a pesar del mal inicio de temporada, confirmó que se seguirán vendiendo futbolistas y defendió la implicación de Lim en el proyecto y la del club en el Centenario. A pesar del desangelado ambiente, Murthy se encontró con voces críticas.

Murthy ratificó ante los accionistas del club que el objetivo de la entidad en la actual temporada es alcanzar la cuarta posición de la Liga, tras reconocer que a nivel competitivo, el tramo inicial ha sido «negativo e inesperado». Así lo indicó en su intervención para abrir la junta general ordinaria de accionistas del Valencia, en la que admitió que «hay mucho que mejorar», que el objetivo no es fácil y que el club debe acelerar en su adaptación al fútbol actual, aunque también hizo una exposición «positiva» de la situación. La intención de la propiedad, representado por la firma Meriton, es «estabilizar el proyecto y hacer crecer al Valencia».

A pesar de que la deuda se mantiene en 454 millones, Murthy sacó pecho de la gestión económica: «Esta temporada el club ha comenzado a pagar sus deudas a los bancos. Es la primera vez en diez años que sucede. Además, Meriton ha pagado completamente sus deudas. Los bancos no siempre han tenido una buena experiencia con el Valencia. Con nosotros, no tienen preocupaciones». Respecto a las distintas contingencias que afronta el club con el nuevo estadio, la multa de Bruselas de 24 millones y Porxinos, Murthy no avanzó ninguna estrategia que no fuese ya conocida: «El Tribunal de la Unión Europea rechazó nuestra apelación para suspender los pagos hasta la decisión final sobre el caso. Estamos presionando a los tribunales de la UE para que tomen la decisión final. Creemos que no hubo ayuda estatal y que la decisión final de los tribunales no será lo que la Comisión de la UE está tratando de infligir injustamente al club. Mientras tanto, estamos manteniendo un diálogo muy constructivo con el IVF y la Generalitat para encontrar una solución operativa. En el caso de Porxinos, estamos en el proceso legal de buscar una compensación de las autoridades y de la Generalitat. Tenemos argumentos de peso».

Murthy afirmó el objetivo de convertir la cantera en el motor sostenible del club en el futuro, arraigarla con una mayor labor de scouting en la Comunitat Valenciana y protegiendo a las promesas más emergentes. El presidente también habló de la salud social del club. Afirmó que se ha rebajado la media de edad de los socios a los 39 años, que el 15 % son menores de 25 años e hizo una alusión directa a sus planes con la Grada Joven al afirmar que quiere un estadio más «familiar» y más «seguro».

Alemany y el estadio

El director general, Mateu Alemany, valoró los riesgos que ha tomado el club para que el primer equipo sea competitivo: «El Valencia vive por encima de sus posibilidades para tener mejor equipo. La idea tener un equipo competitivo que pueda meter al Valencia en Champions, y para ello se han asumido riesgos a nivel financiero», en alusión a la continuidad de Rodrigo o a la apuesta por la compra en propiedad de Guedes y Kondogbia.

El director general recordó la complejidad de recortar deuda sin restar potencial deportivo cuando «en los últimos cuatro años se han generado 100 millones de pérdidas. El Valencia tiene una exigencia deportiva alta y debe estar arriba. Eso obliga a que haya ingresos extraordinarios cada año y eso son la venta de jugadores». Alemany insistió en el «convencimiento claro» de la entidad en acabar el estadio en 2022: «El proceso para acabarlo es muy complejo. Hay que ver cómo se financia el proyecto y vender el terciario del nuevo estadio y un proceso administrativo muy arduo. Nos hemos puesto en manos de Deloitte porque tiene las herramientas necesarias para gestionar ese proceso. Es una garantía para el comprador y para el vendedor. Han habido ofertas muy interesantes pero no podemos decir nada más porque estamos todavía en un proceso inicial».