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Mala política de fichajes

Guedes se retira y saluda a su sustituto, Batshuayi. j.m. lópez/sd

El Valencia había puesto toda su ilusión en los fichajes de esta temporada. El proyecto estaba avalado por Mateu Alemany desde los despachos y Marcelino García Toral desde el césped. Se tuvo la impresión de que hasta el propietario, mister Lim, había puesto toda su garantía para celebrar el Centenario con toda clase de fastos. A las fallidas promesas, la terminación del nuevo Mestalla es tal vez la más importante, sucedieron noticias entusiasmantes sobre la contratación de jugadores que iban a reforzar el equipo en año de Liga de Campeones. Los nombres llegaron, pero desde el principio, con perdón por citarme, advertí que el equipo era inferior al que descendió a Segunda. Los hechos están dando la razón a augurio tan perverso. La composición de la plantilla sospecho que no es idea de un solo personaje. Tengo para mí que el entrenador tuvo mucho que ver en la composición de la plantilla. Si no es sólo su culpa debería salir a cantar la palinodia el causante de los males. Echar a Marcelino, que puede acabar siendo la solución más fácil, sería cargar todas las culpas sobre uno de los responsables del desaguisado.

Alguien debería explicar qué fundamento tuvo echar a Montoya, que si bien no es jugador excepcional conoce el oficio de lateral y si nunca da nota de diez tampoco baja del aprobado. Su sustituto debería estar en el banquillo si en el Mestalla hubiera para tal lugar un Lato con proyección, no habría duda.

El capricho por Gameiro, jugador del que se quería deshacer el Atlético, y sobre todo Simeone fue operación nefasta. No es el jugador que iba a reforzar la delantera valencianista porque su irregularidad se constató en el Sevilla y el equipo madrileño.

El despido de Zaza, jugador con coraje, individuo que se integró en el club e incluso en la ciudad era querido por la grada porque siempre ofrecía cuanto tiene. Alguien se olvidó de calibrar la importancia de su presencia en el terreno de juego. De acuerdo con que no es fino estilista, pero con toques de jugador con calidad, es duro fajador. Y sobre todo, su presencia favorecía el juego de Rodrigo. Sin Zaza, el delantero que el año pasado marcó goles y se ganó puesto en la selección esta temporada, no las huele. No hay nadie que le abra espacios entre los centrales, no tiene a quien arrastre a dos defensas y le deje el campo libre.

Siempre me pareció que invertir 40 millones en Guedes era un estropicio. Uno más de los muchos errores cometidos por la administración Lim desde el comienzo de su etapa. Nos gustaba a todos, pero no era la piedra filosofal sobre la que construir la idea de gran equipo. Guedes, desgraciadamente, no está bien físicamente y hasta es posible que tenga que pasar por el quirófano, pero aún cuando regrese en plenitud de facultades físicas nunca será la solución de los males valencianistas. Fue un fichaje pensando en el negocio de la posterior venta. De momento, no han subido las acciones.

El equipo ha perdido garra, la que lució en la temporada pasada, no es fuerte en ninguna de las líneas de juego y a este paso la celebración del Centenario será funeral. Han hecho mal los fichajes y ello está suficientemente constatado.

Posdata. Mateu Alemany, en medio de la euforia, manifestó que para equilibrar la contabilidad a final de temporada habrá que vender jugadores. ¿Hay muchos para el mercado?

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