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Hemos sido engañados

Hemos sido engañados

Lo del titular en primera persona del plural es un poco por decoro y un mucho por sacarle partido al grafitti tan de moda en estos tiempos. Valencia es muy pequeña -que diría el genio Pedro Cortés- y todos sabemos lo que cada uno opinaba de Meriton cuando sus dos delegados comerciales en la ciudad vendían el pollino. Ni se comprometieron a acabar el Nuevo Mestalla, ni han enjugado la deuda hasta los 28 millones de euros como aseguraba entre carcajadas grotescas Aurelio Martínez, ni Peter Lim ha comprado la parcela del estadio. Todo era mentira. Y ahora, cuatro años después, hay que aguantar situaciones infames como la junta de accionistas del pasado viernes. Asambleas clandestinas en las que, ante preguntas complejas -relativas, por ejemplo al nuevo estadio- todo el mundo en Meriton da la callada por respuesta. Murthy apaga el micro, traga saliva y le pasa la patata caliente a Mateo Alemany, que en aquella época estaba en Palma de Mallorca jugando al golf. Cuando digo Meriton incluyo a los señores patronos Zaragosí, Belda y Martínez, colaboradores necesarios de la trama, siempre en primera fila para aplaudir y pegar la cabotà a cambio de un palquito.

Porque empatar con el Sevilla y estar a diez puntos de la zona Champions es algo circunstancial, que puede mejorar o empeorar en función de los dos próximos partidos contra Eibar y Huesca. La punta del iceberg. El verdadero drama aquí es que, teniendo un magnate como máximo accionista, la situación institucional del Valencia sigue siendo extremadamente delicada. La temporada pasada, el club ingresó 52 millones menos de los estimados por el propio plan de negocio de Lim. A punto de cumplirse el quinto año de Meriton en Mestalla, la deuda va -según las propias cuentas anuales facilitadas a los accionistas- por 454 millones de euros. Eso sin tener en cuenta los fichajes y traspasos realizados a partir del 30 de junio de 2018. Y ahora que no renieguen de Bruselas o Porxinos. Eran contingencias conocidas durante el proceso de venta. Los cálculos interesados del señor que dirige el puerto de Valencia fueron para quitarle el título de Catedrático de Economía Aplicada.

El pasado sábado, contagiado por las legítimas reivindicaciones de la Curva, Mestalla explotó al grito de 'Anil, vete ya'. Podemos estar de acuerdo. Es muy posible que haya sido el presidente más torpe en la historia del club. Ahí sigue, haciendo el bufón y fomentando la división en el entorno con su cuenta de Twitter. Pero, ¿y al día siguiente de marcharse Murthy? Lim cambiará una marioneta por otra y se quedará tan ancho. El problema, lamentablemente, es mucho más complejo.

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