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Meriton por fin hace lo que le pedimos

Meriton por fin hace lo que le pedimos

Estamos a esto de comenzar a criticar a Meriton -esa entelequia abstracta- justo por lo que le pedimos que hicieran. Reclamábamos con insistencia que quitaran sus sucias manos de la composición deportiva del club, que Mendes dejara de planear a conveniencia propia la confección de la plantilla, que ungiera a verdaderos profesionales deportivos en el sacramento de la planificación.

Hay tantos reproches, pero justo en esto Lim cedió su voluntad de capricho. Fiel a su cosmovisión, dio el poder a la órbita astur. Dejó que ficharan otros (solo se tuvieron que suceder algunas calamidades en el mercado para que diera un paso atrás). Por coherencia, debería persistir. Si uno tiene un verdadero modelo deportivo, una creencia, no está justificado que se apee de ello media temporada y dos pufos ofensivos después.

Son Mateu Alemany, el inmaculado, y Marcelino, cuyo poder de influencia contagia la estructura, quienes deben explicarse y razonar a propósito de por qué estas elecciones, hacernos saber por qué el gusto de mantener un medio centro sin recambio ofensivo viable. Explica el entrenador -últimamente muy claro- que 'tocó' la delantera precisamente para conseguir más goles, analizando la temporada pasada en conjunto, sin dejarse contagiar por la borrachera del inicio. Intuía, entendemos, el declive. Pero los suyos, quienes hicieron la apuesta costosa, se equivocaron y el coste ha ido en aumento: dejar tiritando la temporada.

Justo en este instante, con la despreocupación que proporciona estar a otras cosas, Peter Lim y Jorge Mendes posan juntos tras el arroz. ¿Un cambio de eje a la vista? Mourinho alaba a Lim: «disfruta de su vida, de su pasión», refiriéndose a su propiedad. Y encuentro ahí parte de la perversión: disfrutar. El Valencia para gozar. El hedonismo de tener un club y pasarlo bien con él, claro que sí.

No. Ya basta de entender el club como pasatiempo para gozar a ratitos. El club, que no os dáis cuenta, viene necesitando a gritos un modelo que no dependa (sólo) de quedar entre los cuatro primeros o de disfrutar en partidos grandes. Por eso -esto va a costar razonarlo- si la apuesta es Marcelino, si la hoja de ruta de esta entidad pasa por la conexión asturiana, no podemos pedir que se desarbole ante la primera fallida.

Escoger una vía y mantenerla con fervor cuando todo va de lujo, no es elegir. Es justo ahora cuando hay que tomar partido por un modelo. Y eso es responsabilidad de Lim, pero también de todos nosotros.

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