Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

CENTENARIO DEL VALENCIA CF | Capítulo 1

La década de los 40, quíntuple campeón

La década de los 40, quíntuple campeón

Los niños que conocimos el fútbol de Primera en la década de los cuarenta, lo vivimos en blanco y negro. El único color era el verde del césped. La televisión no era siquiera un sueño y hasta la radio era una posibilidad de la que no se disfrutaba en todas las casas. Cuando no se iba al campo, porque nuestro equipo jugaba fuera, tampoco teníamos siempre la oportunidad de seguir la narración.

Al final de la Guerra Civil, el campo de Mestalla estaba arruinado. El recinto había servido para diversos menesteres e incluso hubo días en que fue campo de concentración, uno de los muchos de España. Por allí pasaron los vencidos que acabaron en San Miguel de los Reyes o en Porta Coeli. Y en el peor de los casos, fusilados. De los maltratos que sufrió en este centro murió Francisco Montañés Marí, exjugador valencianista y del Castellón y militante de izquierdas. Algunos campos de fútbol y frontones fueron utilizados en los meses posteriores al término del conflicto como lugares de reclusión más o menos circunstancial. En Vallecas, que fue el primer campo de Madrid restaurado y en el que se jugó el primer encuentro posbélico, también hubo presos como los famosos payasos, la familia Aragón, los familiares de Gabi, Fofó y Miliki, Pompof y Teddy.

Mestalla también fue reparado prontamente. Las sillas, los graderíos de madera, todo lo que podía servir para hacer fuego fue usado. El césped se había convertido en lo que popularmente se llama un patatal. Mestalla había servido antes de la guerra y durante la República como campo de atletismo ya que se creó una pista ce córner a córner, diagonal del campo, para que pudieran contabilizarse los cien metros. Allí ganaron concursos Juana Reynés, esposa de Manolo Torres, a quien bautizaron como «Botacadires» porque no tenía otros medios de practicar la carrera de vallas; las hermanas Azzati, hijas del famoso periodista, que compitieron con el apellido Soler, el mismo de la heroína de la batalla de Stanligrado, Alejandra Soler, que como Reynés fue campeona de los cien metros lisos.

Gracias a quien presidió el club momentáneamente, el comandante Alfredo Jiménez Buesa, que con anterioridad había sido directivo, se llevaron a cabo las obras de reparación del recinto con notable rapidez. El campo valencianista fue usado para la celebración de partidos y el primero importante fue el de promoción a Primera entre Osasuna y Atlético de Madrid que había adquirido el segundo nombre de Aviación. A Osasuna le prometieron por méritos de guerra que ocuparía la plaza vacante que había dejado el Oviedo, cuyo campo también estaba medio arruinado. El Atlético, amparado en la Aviación, también aportó méritos guerreros y la Federación sentenció un partido único entre los dos y en Mestalla. Ganó el equipo madrileño y recuperó la Primera de la que había descendido en 1936, poco antes del comienzo de la Guerra. Para esta final, Osasuna contó como portero con Florenza, que pertenecía al Oviedo y lo sacaron de un campo de concentración navarro.

La vuelta a las competiciones se hizo con 12 equipos en Primera y uno de ellos el Athletic de Madrid fue llamado ya llamado ya Atlético de Aviación. Se proclamó campeón de Liga en la 39-40. El Valencia pasó de Futbol Club a Club de Fútbol y fue octavo en la primera competición posbélica con 21 puntos. El otro club valenciano fue el Hércules, que fue sexto con 23. El decreto por el que se castellanizó España entera se aplicó al fútbol y hasta los nombres de los bares. Así el Sporting pasó a Real Gijón y el Racing, a Real Santander. Y así, sucesivamente.

En mis recuerdos de Benicalap, calle de Las Acacias, paralela a la de Los Plátanos donde tiempo después presumieron de contar con Timor, portero del Valencia, hay dos campos de fútbol, Vallejo y Mestalla, y la canción Yo te diré de la película Los últimos de Filipinas, que cantaba todas las mañanas la muchacha del chalé de la familia Pallardó, «muebles para oficinas y escuelas», cuya publicidad en Radio Valencia era un silbato acompañado del eslogan «el que pita es Pallardó».

El Valencia fue el equipo de la posguerra. Reanudadas las competiciones nacionales, Liga y Copa, Mestalla conoció los primeros y más grandes triunfos nacionales del que entonces ya era primer club de la ciudad e incluso de las tres provincias. Mestalla era el mayor gran recinto y de ahí que con anterioridad ya había sido sede de partido internacional, contra Italia, y finales de Copa, el torneo que adjudicaba el título de Campeón de España. Esta distinción la había obtenido el Levante Club de Fútbol, en plena Guerra Civil, al derrotar al Valencia en Sarrià por 1-0. Fue la primera Copa de España que llegó a nuestra ciudad, y aquí permanece en manos de su legítimo dueño, aunque tal título ha sido reconocido por las Cortes, porque era la Copa del Presidente de la República y no ha sido aceptado por la Federación Española de Fútbol, que sí admitió el del Sevilla ganado en 1939, en competición mucho más espuria que la del Levante.

Compartir el artículo

stats