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Murillo como norma

Murillo como norma

Decíamos que la cesión con extraño rictus de venta de Murillo al Barça no hace más que reforzar lo bien confeccionada que está la plantilla 18/19. La plantilla del Valencia, digo. La solidez de sus recambios alimentan al líder. No al revés, como solía ser normal, que los descartes de los primeros nutrieran a los medianeros. El equipo está armado con tantas posibilidades, con tanto surtido, que sus excluídos son útiles de Valverde. Lástima lo del gol, eh.

Murillo, afligido perdido, ha verbalizado a través de su entorno la emoción cardíaca que le producía ir al club de su sueños. Días antes, al parecer, había utilizado el corazón para afianzar las opiniones sociales de quienes le «bancaban» cuestionando al entrenador. ¿No es maravilloso?

Las explicaciones corporativas sobre la baja de Murillo están ya muy practicadas. Marcelino se ha pasado el año razonando por qué el defensa no entraba, hasta conseguir que ya nadie necesitara preguntar para entender el desconcierto. Ya sabemos que las razones, evidentemente, no eran deportivas. Por razones deportivas no se prescinde de uno de tus centrales, en un momento bien delicado, con un titular de lesión continua, y en pleno tránsito hacia el domingo-jueves.

El jugador ha encontrado la rendija del Barça por su gran trabajo como último recambio. Dadas sus escasas participaciones, con la promesa interiorizada colectivamente de que no se estaban aprovechando sus atributos, y con el silencio en boca, era un candidato perfecto. Se va al Camp Nou a cumplir la misma función. Quién sabe lo que le puede ocurrir esta vez, sin veto de por medio.

Lo más interesante, claro, no es Murillo, sino lo que queda dentro. El entrenador Marcelino, señalan quienes lo conocen, convierte sus precedentes traumáticos en puro dogma. Desde la explosión en el vestuario del Villarreal con Musacchio al mando, Marcelino es inequívoco: lamina a quien tiene latente un espíritu revolucionario que pueda llegar a cuestionar su jerarquía. La misión va más allá del rendimiento deportivo de una sola pieza. Por eso le da las riendas con fervor y sin matiz a quienes han tejido con él una alianza irrompible. Son sus normas, no confunde.

Espero, desde luego, que acceder a la salida de Murillo responda a la confianza en un modelo deportivo, en una forma de hacer que no dependa de empatar o no el próximo partido.

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