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Aceptaremos pulpo

Aceptaremos pulpo

Se acaba 2018 y la línea argumental del entrenador del Valencia en sala de prensa no ha variado. Defiende su verdad y es loable. El equipo está haciendo una primera vuelta discreta -siendo eufemístico- porque los cuatro delanteros de la plantilla están dando un rendimiento por debajo de lo esperado. Esa es su única explicación a la octava posición en Liga y la frustrante eliminación en la fase de grupos de la Champions League. Bueno. Aceptaremos pulpo como animal de compañía. Llegados a este punto, poco o nada importa ya lo que digamos quienes vemos que el problema está más relacionado con las carencias en el juego ofensivo del Valencia. Si el conjunto que dirige Marcelino hiciera ocho o nueve en lugar de tres ocasiones por partido, sería menos preocupante que los atacantes no acertaran ante la portería contraria. Pero después de cuatro meses dándole vueltas a lo mismo, es bastante evidente la postura de unos y otros. Tenemos la obligación de pasar página.

Ante la inminente apertura del mercado de invierno, el club -esto es, Mateo Alemany- debe afanarse en buscar soluciones. Y en ello está. Aunque las declaraciones públicas nieguen la mayor (es el manual del fútbol, reconocer que habrá fichajes puede desenganchar a más de un jugador, que después se habrá perdido para la causa si las negociaciones no fructifican), el director general y deportivo del Valencia estudia la posibilidad de incorporar un delantero y un centrocampista de banda con llegada. Aciertan en el perfil. Y me atrevería a decir que tampoco vendría mal un lateral derecho de corte defensivo. Pasada la euforia de su gol salvador en el descuento, analicen el partido de Piccini y sus errores en la marca que podrían hacer internacional al futbolista del Huesca, David Ferreiro. El defensor italiano aparenta ser un tipo excepcional. Pero esto no es «Amor a primera vista». Esto es la élite. Y cada extremo zurdo que se mide al Valencia tiene su tarde de gloria.

Estamos dónde estamos porque en verano se cometió algún error en la confección de la plantilla y, fundamentalmente, porque el pasillo de seguridad 17/18 o no está por lesión o está por debajo del mínimo exigible. Marcelino no ha sabido o no ha querido pensar en un plan B y ahora pretende sacudir el árbol para que caiga la fruta madura. Adelante. La temporada pasada se ganó el beneficio de la duda. El camino más corto para mejorar es fichar en enero. Pero, ojo, tiene que acertar. Si el Valencia no remonta en la segunda vuelta, quienes pensábamos que debía ampliar su contrato nos habremos quedado sin argumentos. Incluido Mateo Alemany.

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