Tras los dos goles del Huesca al Betis el domingo en El Alcoraz (2-1), el Valencia se queda en solitario como el equipo menos goleador de la Liga (16 tantos en 18 jornadas).

En apenas unos meses, la sequía goleadora más galopante del siglo de historia ha metido al entrenador mejor valorado de los últimos años en una crisis de consecuencias imprevisibles. Antes de las Navidades, el club trazó una estrategia: desprenderse de Gameiro y de Batshuayi y, a continuación, fichar a Chicharito. Pero los dos delanteros fichados en verano pasado se niegan a marcharse y, en el cedido Batshuayi, pidió cobrar toda la temporada firmada con el Valencia en el caso de ser forzado a dejar Mestalla.

El Valencia reculó y, en la conferencia de prensa de Marcelino antes del partido de Mendizorroza, el técnico asturiano aseguró preferir a sus cuatro delanteros a Chicharito. Entre los cuatro suman siete goles (dos Rodrigo, dos Gameiro, dos Santi Mina y uno Batshuayi). Entre los cuatro, uno menos que el delantero granota Róger.

El origen de la falta de gol responde sobre todo al escaso rendimiento de los atacantes, especialmente Batshuayi, cuyo fichaje es atribuible al director deportivo (Pablo Longoria), y de Gameiro, cuya autoría cae en el debe del entrenador. Tampoco se libran ni Rodrigo ni Santi Mina. Parejo, con cuatro dianas, está dentro de su media mientras que también han marcado, un gol cada uno, Garay, Gayà, Diakhaby y Piccini. Tampoco se escapa el exceso de conservadurimo del entrenador, que no ha soltado al equipo en nigún momento y, por lo tanto, ha arriesgado muy poco. Y sí, el VCF ha encajado apenas 16 tantos.

Falta de confianza en los jóvenes

Ante las crisis, una posible solución ha sido tradicionalmente agitar el árbol de la juventud, como hizo en su día Juan Antonio Pizzi con Alcácer y Bernat, que acabaron siendo futbolista de larga trayectoria internacional. Pero a Marcelino le cuesta confiar en los chavales, a quienes ha ido dando entrada en cuentagotas en los casos de Ferran Torres, Kang In Lee (se quedó esperando en el tercer cambio no realizado en Mendizorroza) o Toni Lato.

Los jugadores, sobre todo los más inexpertos, sienten la ausencia de confianza desde el banquillo. Y no pueden desarrolar su potencial. Necesitan un técnico que apueste por ellos y la historia del fútbol está llena de ejemplos como el de Juan Mata cuando Ronald Koeman insistió en que aquel zurdito de escasos 20 metros de recorrido iba a ser futbolista.

Falta de carácter

La derrota en Mendizorroza dejó también en evidencia la ausencia de carácter del equipo ante las injusticias. La que hubo al final de la primera parte, cuando el Alavés marcó fuera del tiempo de prolongación, no obtuvo protesta alguna por parte de los veteranos. Se echaron en falta Gayà y Carlos Soler, los únicos que han tratado de asumir algo de liderazgo a pesar de cumplir solo 23 y 21 años, respectivamente.

Cuando Marcelino se desprendió de Zaza porque no sabía jugar fuera del área, tampoco se ponderó que perdía un jugador de mucho ímpetu para cuando vienen mal dadas.

Mateu debe tomar decisiones

El director general del club, Mateu Alemany, debe estar a la altura de su prestigio y empezar a tomar decisiones. La primera es apoyar al entrenador en la conferencia de prensa del próximo jueves. Pero el ejecutivo número 1 debe contemplar todos los escenarios. Y uno de ellos sería no ganar al Vallalodid el sábado en Mestalla (16.15). Mateu estará pensando en salvar esta temporada (quedan abiertas tres competiciones) y en preparar la siguiente, a fin de evitar la desastrosa gestión de los fichajes del verano pasado. A ser posible con un director deportivo y un proyecto de verdad.