El empate ante el Valladolid, el undécimo del Valencia en la Liga, no va a suponer en principio el despido de Marcelino. Peter Lim ya ha convocado a Mateu Alemany y a Anil Murthy en Singapur para decidir sobre la continuidad o no del entrenador. El dueño tiene argumentos para una cosa y para la otra. Ayer el VCF mereció golear al Valladolid y los jugadores, a través del capitán Parejo, mostraron su apoyo al entrenador. Son, por otro lado, solo cuatro victorias de 19, son demasiado empates y son demasiadas ocasiones desperdiciadas. Es la sensación de un equipo abandonado por el acierto y por la fortuna.

Pero Mestalla no pidió ayer la cabeza del técnico, tal fue el cúmulo de ocasiones de gol desperdiciadas (incluso un penalti de Rodrigo) y tal la fortuna del Valladolid, que marcó en su único tiro a puerta (un golazo de falta de Rubén Alcaraz). Rodrigo pidió perdón al público por haberle arrebatado al especialista Parejo el derecho a tirar el penalti. Lo falló. El capitán Parejo, tras el error de su compañero (un tirito flojo desde los 11 metros a las manos del guardameta Masip), levantó con una gran determinación al equipo, empató el encuentro de un derechazo y se fue a brindárselo a Marcelino, completamente blanco, para manifestarle el respaldo de la plantilla.

Mestalla dio muestras toda la tarde de madurez. Entendió el mensaje de Parejo. Apoyó al equipo hasta el final y, eso sí, reprochó al técnico que diera entrada tan tarde a Kang In Lee (m. 87) tras abroncar al destituido Cheryshev. El Valladolid fue el peor conjunto esta temporada la avenida de Suecia. El VCF solo ha marcado un 6,5% de sus ocasiones de gol (17 de 263 remates), según datos de Opta.

Mestalla había recibido a Marcelino con indiferencia. Parejo estableció un monólogo en el primer cuarto de hora. Todo el juego pasó por él. El VCF avanzó en ataque posicional puesto que el Valladolid le dio todo el terreno y el tiempo. Pero la previsibilidad del cuadro de Marcelino convirtió en un tostón la primera parte. Falta un jugador que rompa con esa monotonía. Todo el dinero malgastado en los ‘batshuayis, gameiros y racics’ podría haber sido destinado a un futbolista mucho más creativo en la zona de tres cuartos.

Tan solo una pared entre Parejo y Rodrigo sacó del sopor a la grada. El remate de Cheryshev, con toda la portería para él, se fue muy desviado.Camino del urinario en el descanso, lo aficionados coincidían en el diagnóstico: «N,hi que traure al xinet, però no el traurà», en referencia al interior zurdo surcoreano Kang In Lee.

El penalti de K. Olivas a Santi Mina, en el arranque de la segunda parte (una patada sin sentido), alentó la valentía de Rodrigo, que asumió la responsabilidad en lugar del tirador oficial, Parejo, y le salió mal. Seguramente su estado de ánimo no es el mejor para una suerte tan necesitada de confianaza. Rodrigo lanzó flojo y poco esquinado: pan comido para Masip. Al rechazo acudió Mina y volvió a disparar sobre el cuerpo del portero. Los delanteros siguen sin marcar. El equipo necesita la llegada de un goleador como el respirar.

Reacción magna de Mestalla

El VCF se rehízo de ese fallo tan cruel y encadenó tres ocasiones de gol pifiadas una y otra vez por sus atacantes. La reacción de Mestalla fue magnífica. Aplaudió a rabiar para que siguieran atacando hasta el final.

La respuesta del equipo estuvo a la altura y, tras otro largo ataque, Carlos Soler centró raso atrás y Parejo remató con la derecha y con el alma a gol. El mediocampista madrileño lo celebró con una enorme emoción. Se le saltaban las lágrimas y se acordó de quien peor lo había estado pasando en estas útimas semanas: Marcelino. Corrió a la banda y se fundieron en un abrazo.

Falta innecesaria

Parejo desbordó tanta energía, jugó tan bien al fútbol, que perdió una bola en su campo y la falta consiguiente de Coquelin tendría efectos dramáticos para el VCF. Desde unos 30 metros, Rubén Alcaraz envió el balón a la escuadra. Mestalla no podía creérselo. Volvió a fallar un pase Cheryshev y Marcelino decidió finalmente sustituirlo por Kang In Lee. Demasiado tarde. El público arremetió contra el interior ruso y contra la tardanza del cambio. Mestalla perdonó la vida a Marcelino. Lim está pensándoselo.