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Capítulo 5: Los vascos lideraron la década prodigiosa

Capítulo 5: Los vascos lideraron la década prodigiosa

Juan Ramón Santiago fue el primer valencianista que recogió un trofeo de campeón de España. Fue en 1941. En el viejo campo del Madrid, en Chamartín, que entonces aun era terreno del pueblo Chamartín de la Rosa. Juan Ramón subió hasta el palco presidencial donde el entonces Jefe del Estado le entregó el trofeo. En el césped fue paseado en hombros por sus compañeros y, posteriormente, en València hizo la entrega simbólica de la Copa al alcalde de la ciudad, José Manglano Selva.

Juan Ramón fue capitán por lesión de Carlos Iturraspe. Fue el primer jugador al que se conoció por nombre y primer apellido. La gente, en general, creía que Ramón era también nombre. Su hermano, Julián Ramón, que perteneció a Acción Nacionalista Vasca y en cuyo equipo participó en encuentros benéficos contra el conjunto que lideraba Iraragorri en nombre del Partido Nacionalista Vasco, murió durante la guerra y también llevaba el Ramón en las alineaciones.

La década de los cuarenta, que significó la etapa más gloriosa del Valencia, no podría ser examinada sin tener en cuenta el gran componente vasco de las plantillas. Luis Colina tuvo el acierto de contratar a jugadores que llegaron libres de contrato o con traspasos insignificantes. En Mestalla antes de la Guerra lucieron Iturraspe y Juan Ramón, además de Goiburu, navarro, que había sido internacional, y Petreñas. En la 33-34, además de Iturraspe, también jugó Menchaca.

En la 34-35, llegaron Juan Ramón, cuyo primer destino en València había sido el Gimnástico, Santi Zubieta, Goiburu y Ochantezua, conocido como Ochoa. La 35-36, el año en que comenzó la Guerra Civil, tras el golpe de Estado militar, junto a Juan Ramón, Iturraspe y Goiburu y la aparición camino del estrellato valencianista, Amadeo Ibáñez Tormo, fue fichado José María Maguregui, conocido como Arín, también de procedencia vasca. En esa temporada y desde la campaña 31-32, el estamento arbitral valenciano contó con Sanchis Orduña, que se mantuvo en la elite de Primera hasta la temporada 46-47, en la que optó por la retirada disconforme con decisiones federativas. En los últimos años compartió arbitraje con el también valenciano Tamarit Falaguera. Sanchis Orduña fue periodista y se retiró como tal en Las Provincias.

En la primera Liga tras la contienda, Luis Colina aportó al equipo a los ya citados anteriormente Álvaro, Botana y Poli, miembros de Recuperación de Levante, pero la guinda del pastel fue la contratación de Edmundo Suárez Trabanco Mundo, delantero centro goleador, fundamental para la conquista de los importantes títulos de la época.

En este campeonato postbélico venció el Atlético de Madrid, club que se había fusionado con el equipo militar Aviación Nacional y con el patrocinio y las alas del ejercito de Aviación, formó un equipo extraordinario. El Valencia quedó en octava posición. En la temporada posterior los valencianistas ocuparon la tercera plaza detrás del Atlético Aviación y del Atlético de Bilbao (a este también le habían castellanizado el titulo).

En la Copa se produjo el primer gran éxito al ganarla. Colina, con la anuencia de Luis Casanova, había reforzado más la plantilla con nuevos jugadores vascos. Aún no estaban todos porque faltaba incorporar a Iñaqui Eizaguirre, pero nació la «delantera eléctrica» con las incorporaciones de Epi y Gorostiza, dos extremos maravillosos. El terano bilbaíno era de vida irregular, pero en los días clave proporcionó grandes jugadas para que Mundo se luciera en los remates. En la temporada anterior ,el Valencia había marcado 40 goles y había encajado 36. En la 40-41, el número de tantos había subido a 60, aunque siguió faltando fortaleza defensiva.

El cierre de la plantilla, la composición ideal, se afirmó con los fichajes de Ignacio Eizaguirre y Sebastián Igoa, dos donostiarras más. Ambas contrataciones tuvieron historia. El portero se había declarado en rebeldía y había sido castigado por la Real y el delantero tuvo una incorporación algo complicada. Perteneció a los equipos donostiarras del Antiguo y Beti Alai, y el servicio militar lo trajo a Valencia. Para evitar problemas porque la Real andaba tras el jugador, se enroló en el Catarroja y después llegó a Mestalla.

El Valencia, ya campeón de Copa, necesitaba vencer en la Liga. Lo hizo. En 1941 ganó la Copa y al año siguiente se encaramó a lo más alto de torneo de la regularidad con siete puntos de ventaja sobre el Real Madrid, que fue segundo. Las cifras fueron contundentes. Los valencianista lograron 85 dianas y encajaron 39. En aquellos años figuraban al final de los números de la clasificación los puntos positivos o negativos, y el Valencia sumó 14 favorables.

Mundo se convirtió ese año en el delantero más admirado. Fue el máximo goleador con 27 dianas. Repitió el éxito en la 43-44, con el mismo número de goles. Tras él llegó a la Liga la etapa del bilbaíno Telmo Zarraonaindia Zarra, y, aunque Mundo siempre estuvo entre los mejores artilleros, ya no pudo ocupar la primera plaza.

La potenciación del cupo vasco valencianista no acabó con los nombres citados puesto que, dentro de la década de los cuarenta, aún habían de serían incorporados, además de Eizaguirre e Igoa, Lucue, Higinio Ortúzar, vasco aunque nacido en Santiago de Chile, formado en la escuela vizcaína y el jovencito Pasieguito.

A finales de los 40 comenzó el éxodo donostiarra. Primero se marchó Epi, anteriormente había dejado de pertenecer al equipo Gorostiza, y con la salida posterior de Igoa, la querencia donostiarra hizo volver a la tierra a Eizaguirre. Por el camino también se fueron quedando Lecue, y Ortúzar.

Hicieron nido en València

Las partidas de Igoa y Epi, y la posterior de Eizaguirre, tal vez dejaron en el ambiente sensación de que los vascos no cuajaban en València y ello es falso. La mayoría se quedó a vivir entre nosotros y algunos están enterrados aquí.

Carlos Iturraspe llegó al Valencia tras pertenecer a los equipos madrileños de Segunda, Nacional y Racing, fue capitán y jugador desde 1934, a 1946. Jugó 250 partidos. Perdió cuatro finales, pero ganó dos Ligas. Se convirtió en entrenador y de su sapiencia salieron varios futbolistas del Mestalla que ascendieron al primer equipo. Fue entrenador titular y su familia se asentó en Valencia. Como entrenador del Deportivo de La Coruña descubrió a un chavalín llamado Luis Suárez. Lo ofreció al Valencia, pero se descartó el fichaje por su juventud.

Juan Ramón fue capitán valencianista y mestallista en sus últimos años. Con el Mestalleta ascendió a Primera, hecho que no se pudo confirmar porque el equipo no disponía de campo propio y no se aceptó jugar en Vallejo. En Gran Vía Germanías montó un bar concurridísimo por el valencianismo. No abandonó València.

Mundo también se quedó en la tierra aunque después de Mestalla fue figura en El Collao de Alcoi. También fue entrenador del Valencia y montó el Bar Mundo en la calle Don Juan de Austria, negocio que continuaron sus hijos y nietos.

Pasieguito fue jugador, entrenador y secretario técnico y vivió en nuestra ciudad hasta su muerte. Fue el mejor ojeador del club. Nunca fichó fijándose sólo en datos futbolísticos. Siempre atendió a las condiciones humanas del jugador a quien se quería contratar. Él y Monzó trajeron, entre otros, a Kempes.

Ignacio Eizaguirre y Carmen, su esposa, siempre tuvieron contacto con la ciudad y mantuvieron gran amistad con Puchades, a cuyos homenajes no faltó Iñaqui. Éste fue gran aficionado a la caza y participó en numerosas en las tiradas a los patos de La Albufera. Le vi varias veces en Donostia, donde presidió el Club Náutico y siempre toda conversación giró alrededor del Valencia.

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