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El fútbol contra la ley de la selva

El juez de línea Egido Rozas fue alcanzado por un monedazo, el 25 de enero de 2006. juan carlos cárdenas / efe

Escucho con estupefacción a inteligentes analistas, antes jugadores, defender con vehemencia al Getafe por «jugar al límite del reglamento». La patada de Ángel que dejó 'ko' a Carlos Soler durante 50 días en la temporada pasada, el pisotón del valiente Damián Suárez a un crío de 17 años, Kang In, la semana pasada, y la entrada criminal de Aranbarri sobre el peroné de Gameiro, también en la ida del pasado martes en el Coliseum, son muestras del espíritu competitivo del conjunto de Pepe Bordalás, según los sesudos comentaristas.

La condescendencia de los analistas y la complacencia de algunos árbitros son terreno abonado para que los 'damiánsuárez' de la vida sigan creyendo en la ley de la selva. Y que cualquier partido acabe como la final de Copa del 84, cuando jugadores del Athletic de Clemente y el Barça de Maradona se molineron a palos tras la victoria bilbaina (1-0).

Es peligroso el clima de esta noche en Mestalla. La hostilidad y la sobreexcitación suelen ser malas consejeras. Las declaraciones ayer de Marcelino, recordándole a Bordalás unos ataques del entorno de Cata Díaz, alimentan la tensión. Existe un triste precedente para los aficionados valencianistas: el 25 de enero de 2006, un descerebrado lanzó una moneda desde la grada de Mestalla que golpeó en la cara del juez de línea Egido Rozas, abriéndole una brecha, y provocando la suspensión del encuentro en el minuto 44 de aquel Valencia-Depor de cuartos de final de la Copa del Rey. El ambiente era similar: animadversión entre los dos equipos y un entrenador en el conjunto gallego, Caparrós, de los que presume de ir «al límite del reglamento».

Nadie discute el mérito del Getafe de Bordalás: es un equipo rápido, vertical y contundente en las áreas a fin de ganar a rivales mucho más poderosos. Ahora bien, el juego sucio no merece ningún elogio.

Frente a esto, al Valencia se le presenta un reto mayúsculo: controlar los nervios y superar con dos goles de ventaja a un adversario sobresaliente en las tareas defensivas. Y extender así la excelente imagen del pasado sábado ante el Villarreal, esta vez ante un rival vez sin concesiones defensivas. Sirva el ejemplo del Atlético de Simeone, que ha ganado por 30-0 al Getafe de Bordalás en los últimos años. El fútbol, siempre, por encima de la ley de la selva.

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