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Análisis

Otra remontada para la colección

El triplete de Rodrigo frente al Getafe pasa a formar parte de otras resurrecciones en el marcador del Valencia

Otra remontada para la colección

Los títulos son importantes, congregan a la multitud y dejan un rastro de laurel y gloria en la biografía de todo club. Sin embargo, hay otra clase de victorias que, sin computar en el palmarés, llegan a rivalizar en el intenso nivel de felicidad que generan y reafirman el sentido de pertenencia a un equipo. Son las remontadas y no distinguen entre el prestigio de clubes o divisiones en las que se produzcan. La del Valencia contra el Getafe, en un Mestalla en erupción, pasa por derecho propio a formar parte de la colección de triunfos imposibles de los valencianistas.

Las remontadas apelan tanto a la emoción que se manifiestan con una pureza original, de triunfo en un partido de barrio. Con la consecución de su milagroso tercer gol, Rodrigo Moreno solo podía expresarse en portugués, con gritos rabiosos golpeándose el pecho: «¡Puta que pariu, porra, puta que pariu, aquí é València!». Una imagen que queda archivada con otros momentos icónicos con una portería fetiche, la del Fondo Norte de Mestalla.

«Fiebre del miércoles noche» de Diarte, Bonhoff (2) y Felman

Octavos de final de la Copa de 1979. El Barcelona había goleado en la ida al Valencia por 4-1 en el Camp Nou. Mestalla debía levantar toda una losa. A los cuatro minutos se empezó a dibujar la remontada con un gol del Lobo Diarte, que empalmó el rechace en corto del meta Artola. El segundo llegó en el 49, mediante Bonhoff, que dispara seco y por el centro un penalti sobre Saura, atropellado por Olmo. El mediocentro alemán marca el tercero, en otro claro penalti al rechazar Costa un remate de cabeza de Kempes. Por entonces no se aplicaba el valor doble de los goles a domicilio y la eliminatoria estaba empatada. Una grandiosa jugada de Kempes pudo haberlo evitado. No obstante, en el primer minuto del tiempo extra, Costas se quedó con un trozo de la camiseta de Kempes, incapaz de detener la galopada salvaje del Matador. La pasa a Felman, que de disparo cruzado marca el cuarto. Mestalla explotó con una imagen parecida a la del martes. Suplentes y titulares abrazándose y con un estadio tomado por el delirio. Así lo describió en Levante-EMV el maestro de periodistas J.V. Aleixandre: «Lo que parecía un milagro se había producido. La fiebre del miércoles noche alcanzaba cotas de temperatura insuperable. Ni un rockero en pleno éxtasis hace vibrar a sus fans como el Valencia enfervorizó anoche a los cerca de 50.000 espectadores que había en Mestalla».

Fernando y Robert firman todauna remontada generacional

Toda la generación de aficionados post-Kempes, sedientos de títulos, conservan enmarcada en la memoria la noche del 18 de enero de 1992, frente al Madrid de la Quinta del Buitre. Los visitantes se adelantaron con un gol de penalti, obra de Míchel. La reacción llegó con un cambio fundamental de Hiddink, con la entrada de Nando en el minuto 87. Su efecto fue similar a la irrupción el martes de Kang In Lee. En su primera intervención a los 30 segundos, Nando mandó de cabeza el centro rematado, también con la testa, de Fernando. En el 88, el lateral zurdo de la Fonteta recuperó el balón y provocó la falta del hoy seleccionador Luis Enrique que, servida por Tomás y tras un despeje flojo de la zaga, acabó en la cabeza de Robert. La emoción hizo que, en la retransmisión de Canal 9, Paco Lloret y Miquel Àngel Picornell se quedaran afónicos.

La remontada que cambió el curso de la historia del Valencia

Hay partidos que no cambian el curso de una temporada, pero sí el rumbo de la historia. El lunes 19 de enero de 1998 el Valencia visitaba en Liga el Camp Nou con escasas opciones de entrar en Europa. El Barça marcaba a los 55 minutos el 3-0.

El 3-3 ya parecía en sí un milagro. Con la realización televisiva de Antena 3 recreándose todavía en las repeticiones del último gol, Ariel «El Burrito» Ortega robaba la pelota y encaraba en solitario a Hesp, batiéndole con un gran disparo ¡3-4! En su último partido destacable como valencianista, el mediapunta argentino celebró el tanto quitándose la camiseta, lo que le valió la expulsión, ante la incredulidad de un Camp Nou helado. No obstante, ya se había armado el bloque del que vendrían los éxitos de la época de oro entre 1999 y 2004. Lo mejor estaba por venir, con dos ligas, una Copa del Rey, una Copa de la UEFA, una Supercopa de Europa y dos finales perdidas de Champions.

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