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Parejo, capitán y superviviente

Fichado en 2011, ha resistido a su irregularidad y a las convulsiones del club para forjarse como líder

Parejo, con Manuel Llorente, cuando fichó en 2011. EFE

Voro González, Ochotorena, los utilleros y los responsables de prensa. Pocos empleados del Valencia llevan más tiempo en el club que Daniel Parejo Muñoz, fichado en 2011 y que tras, sobrevivir a crisis personales y a las convulsiones institucionales de una entidad que ha cambiado hasta de dueño, se ha convertido en la referencia indicutible del equipo. A sus 29 años, en el momento de mayor madurez de su carrera, el Valencia anunció la ampliación de contrato del futbolista de Coslada, hasta 2022 y manteniendo su cláusula de 50 millones. Con 310 partidos oficiales acumulados, su dorsal 10 y el brazalete ya no son causa de cisma en Mestalla. «No se puede elegir ganar títulos, pero sí con qué equipo quieres luchar por ellos...», tuiteaba el futbolista junto al emotivo vídeo que anunciaba su renovación.

La noticia llega en el momento cumbre de la trayectoria de Parejo. Ha sido importante en todos los entrenadores, pero su influencia en el actual Valencia es capital. El prestigioso instituto CIES, dependiente de la FIFA, comunicaba ayer que Parejo es con 176 partidos y 15.217 minutos, el futbolista de campo que más ha jugado en la liga española en las cinco últimas temporadas y el cuarto en el marco de los cinco grandes campeonatos de Europa. Supera a Leo Messi, en quinto lugar, y solo le aventajan en participaciones Azpilicueta en el Chelsea, Glik (entre el Torino y el Mónaco) y Danilo (Udinese y Bolonia). El registro tiene mucho más mérito al comprobar, en ese intervalo de tiempo, cuántos entrenadores han pasado por el Valencia: Nuno Espirito Santo, Gary Neville, Pako Ayestarán, Cesare Prandelli, Voro González y Marcelino García Toral. Seis distintos golpes de timón y siempre titular.

Nunca se esconde de la pelota

Con Marcelino, Parejo ha prolongado las primaveras felices que tuvo con los entrenadores precedentes que mejor supieron entender la singularidad de un juego arriesgado, en el que no le quema la pelota y se expone como ningún otro compañero al acierto o el error: «En los buenos y malos momentos, siempre quise la pelota», se sinceraba el capitán en diciembre de 2017 a Levante-EMV. Bajo el actual cuerpo técnico, el mediocentro ha recuperado el nivel que tuvo en las épocas de Juan Antonio Pizzi, un Nuno Espirito Santo que afiló su relación con el gol, y sobre todo con Ernesto Valverde, que, en la segunda mitad de la 2012-2013, lo convirtió en el creador de visión oceánica capaz de sostener a todo un equipo.

Para llegar al momento de reconocimiento actual, Parejo ha experimentado un lento y costoso proceso de maduración. De un talento poco constante y desprovisto de madurez, a la suma de años, minutos, experiencia y un mayor equilibrio emocional, proporcionado por experiencias como la paternidad, que han acabado perfilando al completo jugador actual.

Aún así, Parejo ha pasado por momentos bajos en el terreno de juego, sobre todo con Unai Emery (con polémicas extradeportivas), Mauricio Pellegrino y Miroslav Djukic, en los que no fue importante y además recibió la reprobación de la grada.

Entre todos, el episodio más crítico, casi sin retorno, fue en julio de 2016. En pleno caos deportivo de Meriton, Parejo echó un pulso al club para forzar su salida al Sevilla. El Valencia replicó con dureza, apartando al jugador en la pretemporada en Marlow. Era la consecuencia final de un deterioro en las relaciones entre jugador y club. Parejo había renovado en julio de 2015 como el jugador mejor pagado de la plantilla (2'5 millones, hasta 2020) y a los pocos meses, tras la destitución de Nuno, pidió a la entidad no seguir siendo capitán, además de una salida.

La situación se normalizó con el flemático Voro y su carrera volvió a impulsarse con Marcelino a partir de 2017. Los galones de Parejo evitaron la destitución del técnico, con un abrazo simbólico ante el Valladolid. Juntos lideran a un Valencia que quiere volver a orbitar cerca de los títulos.

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