La semifinal copera entre Betis y Valencia de esta noche no tendrá la repercusión mediática generada ayer por el Barça-Real Madrid, pero difícilmente el Clásico igualará en pasión al partido entre verdiblancos y blanquinegros, que dirimen hoy el primer asalto a una final que anhelan dos masas sociales hambrientas de títulos, de una alegría generacional que reafirme la tradición competitiva de sus clubes.
Una ilusión colectiva que ha aumentado con el alivio de saber que ambos equipos esquivaron en el sorteo a los dos eternos favoritos. La posibilidad de jugar una final se ha vuelto más cercana, realista y ha disparado la euforia de las dos aficiones. El Betis quiere jugar la final en su estadio, sede del título, y el Valencia redondear la efeméride del Centenario. En medio de ese ruidoso entusiasmo, se va a disputar una eliminatoria que se decidirá por los pequeños detalles. Quique Setién, experto ajedrecista, y Marcelino García Toral conocen todos los secretos del oponente. En un duelo de estilos antagónicos, los dos equipos llegan a la cita con unos guarismos muy similares en LaLiga. Tanto en puntos como en la diferencia de goles. Unos con posesión y toque, otros con velocidad y contragolpe, Betis y Valencia marcan poco (26 y 24 goles) y encajan poco (26 y 20 goles), respectivamente. Lograr anotar un gol en feudo contrario puede ser casi definitivo, con el segundo partido al calor de la fortaleza de Mestalla.
Será un partido de nombres propios. Sergio Canales y Dani Parejo, amigos íntimos, llegan al duelo en el mejor momento de unas trayectorias en las que su talento ha llegado a sobreponerse a cada contratiempo, ya sea en forma de lesiones o de irregularidad en su fútbol. Ambos manejan la brújula de sus equipos y dan sentido a la filosofía de sus técnicos.
El Valencia deberá aguantar la sacudida ambiental con la que Heliópolis vivirá el partido. Se verá apoyado por casi 700 aficionados que cruzarán media península en jornada laborable. Con Joel y Jaume de titulares, las dos escuadras dispondrán de sus mejores «onces». Los dos partidos se jugarán con el latido de una final.
