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Jaume Doménech hasta el final

Jaume para el balón durante el partido de ida en Sevilla. f. calabuig

tras la marcha de Batshuayi, un cuerpo extraño en Mestalla, Marcelino ha recuperado el control perdido del vestuario como se aprecia tanto en las sustituciones relevantes de los últimos encuentros como en la gestión de los titulares y los suplentes. La meritocracia vuelve a imponerse y se abre un debate inevitable sobre la elección de Jaume Doménech para los partidos de Copa del Rey. El portero de Almenara ha sido una bendición para la caseta por generosidad, compañerismo y optimismo contagioso, sobre todo en los peores momentos. Sus virtudes como guardameta, según la confesión del propio entrenador del Valencia, son mayores de las que pueda aparentar. Y, sin embargo, no anduvo fino el jueves en el Villamarín ni tampoco en la eliminatoria previa ante el Getafe en Mestalla con el gol de fuera del área de Jorge Molina. Como tampoco destacaron ante el Betis los otros dos canteranos titulares, Gayà y Carlos Soler, porque los estados de forma sufren altibajos a la largo de la temporada y estos dos jugadores han sido muy importantes en otras fases de la misma.

Ahora más que nunca, Jaume necesita al vestuario y a la grada de Mestalla: por si pudieran devolverle todo lo que él les dio. Marcelino sabe del ascendente de meta en el corazón del grupo y, por tanto, lo llevará hasta el final: la vuelta de la semifinal el 28 de este mes en Mestalla y, llegado el caso, la final del 25 de mayo otra vez en el Villamarín, un estadio remozado y acogedor para las citas más ilustres.

El equipo de Marcelino debe ser impermeable a la euforia de la hinchada para la vuelta de la semifinal ante el Betis, que no ha dicho la última palabra. Será un partido duro y largo, tan imprevisible como el 2-2 de la ida. De ella, el técnico aprendió la urgencia de tapar mejor a Canales así como la trascendencia cada vez mayor de un Kondogbia con mucha más presencia que Coquelin. Gameiro y Rodrigo merecen un capítulo aparte. Su explosión goleadora ha coincidido (y no es casualidad) con la marcha del club de Michy Batshuayi. Hay jugadores que rompen el equilibrio del vestuario y otros, como Jaume Doménech, siempre dispuestos a reconstruirlo.

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