El 1 de diciembre de 1985, en la temporada del descenso del Valencia CF a Segunda, el árbitro José Donato Pes Pérez la montó en Mestalla. Pitó un penalti inexistente a favor del Sevilla y el partido terminó 0-1, no sin antes suceder muchas cosas: una lluvia de almohadillas y el lanzamiento de objetos que obligó al colegiado a parar el partido más de 5 minutos. Un bote de refresco golpeó a uno de los jueces de línea. En los últimos minutos, el Valencia CF reclamó un penalti claro sobre Wilmar Cabrera, tal como lo demostró una foto publicada al día siguiente en la que se ve al árbitro mirando el reloj mientras el delantero era empujado. Pes Pérez, que ya era árbitro «non grato» para el Real Madrid y popularizó más de un escándalo, quería salir por la puerta principal del estadio pese a que un millar de aficionados le esperaban con malas intenciones. Finalmente, accedió a los consejos de la Policía y abandonó Mestalla por una puerta falsa. En la calle, 3 policías resultaron heridos. El Comité de Competición clausuró Mestalla para el siguiente partido, de Copa ante el Tenerife, que se jugó en Albacete.