Después de su autoritaria exhibición en The Paradise, los jugadores del Valencia aprovecharon para fotografiarse en las gradas vacías del santuario del Celtic Park. Un rato que debía ser breve pero que se demoró ante las dificultades fisiológicas de Carlos Soler para hacer frente al control antidoping. En todo caso, aún maravillados por el ambiente, los futbolistas paladeaban en un escenario grande el fútbol, el juego y los goles reencontrados. Uno de los jugadores que más se ha reivindicado es Denis Cheryshev. El extremo ruso, de 28 años, fue uno de los jugadores más criticados en los primeros meses tan irregulares de campeonato y se le colocó en el saco de una planificación deportiva en apariencia fallida, pero que a excepción del fiasco de Michy Batshuayi ha acabado por reivindicarse a base de trabajo y fe ciega, características de las que Cheryshev anda sobrado.

«Quedan cosas muy bonitas y hay que pelear por todo», aseguraba sobre el mismo césped de Cletic Park Cheryshev, a la conclusión del encuentro. En Escocia, el atacante valencianista confirmó su pletórico estado de forma, con 3 goles y dos asistencias en las últimas dos semanas que han revitalizado las opciones del Valencia en todas las competiciones.

«Veníamos con la intención de ganar, creo que hemos hecho un partido sólido en defensa sobre todo. Hemos aprovechado los desajustes del rival y nos llevamos un buen resultado para la vuelta en Mestalla», analizaba el jugador a este periódico a la finalización del encuentro.

La importancia de Cheryshev se ha demostrado en su versatilidad, en un momento de dificultad para el equipo por el número de bajas en ataque. El futbolista ruso se ha adaptado con naturalidad tanto al extremo izquierdo como a la delantera. «Había bajas y si hay que echar mano en esa posición, en cualquier sitio donde me ponga el míster intentaré dar lo mejor que pueda. He tenido la suerte de marcar un gol, de ayudar al equipo y nos vamos muy contentos».

El cambio de demarcación varía muchos conceptos futbolísticos, pero Cheryshev se adaptó con la esporádica experiencia de años anteriores que tuvo como ariete. En Celtic Park eso se tradujo en un gol y una asistencia. «Claro que hay cosas que cambian. Al final es una nueva posición, debes adaptarte un poco. Estos años atrás también he jugado de vez en cuando como delantero y tampoco me cuesta tanto».

Sorprendió la buena conexión con el debutante Rubén Sobrino, aunque Cheryshev aclaró que la química con el delantero viene de tiempo atrás: «Ya nos conocíamos desde hace muchos años de la cantera del Madrid y la verdad es que me voy muy contento por él porque ha estado trabajando duro y se lo merece».

En pocas semanas ha cambiado el signo de los resultados de un Valencia que mira con optimismo las tres competiciones. La clave para Cheryshev ha residido en fortalecerse como bloque en las adversidades: «La clave es que hemos creído hasta el final, hemos creído en el trabajo del míster, en el trabajo de los compañeros y eso es lo más importante. Yo solo quiero seguir trabajando para mejorar». En otras palabras, el jugador cree que «no se tocó ninguna tecla», ya que «el trabajo seguía siendo el mismo». «Nosotros creíamos en lo que hacíamos. Quizá ahora estamos más acertados de cara a puerta y eso se traduce en goles y en resultados», añadía. El mejor ánimo implica a todo el grupo y tiene un resultado en el campo: «Estamos mejor a nivel de confianza, y al final eso nos permite jugar mejor. Todos estamos sumando, los que salen desde el banquillo como los que juegan de titulares y tenemos que seguir en esa dinámica porque nos va a hacer fuertes».