Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Robert: "Me impactó más entrar en el vestuario del VCF que en el del Barça"

Robert repasa su primera etapa en Mestalla, desde 1981 a 1986, en la que vivió el paso de un equipo lleno de glamour a otro en decadencia que acabó en el descenso

Robert: "Me impactó más entrar en el vestuario del VCF que en el del Barça"

P Eras un niño la primera vez que llegaste al Valencia.

R 18 años. Yo era jugador del Castellón y, en el mercado de invierno, el Valencia se interesó. Antonio Sales Safont era un gran presidente del Castellón, como los de antes, y nos dijo que el VCF quería firmarnos a Ribes y a mí. Y en diciembre vinimos a firmar al despacho de Ramos Costa en La Glorieta: allí estaba Salvador Gomar. En el Castellón nos estábamos jugando subir a Primera, que subimos.

P Pero ya venías con un gran nombre...

R Era internacional juvenil, era mi segunda temporada en el Castellón, en la primera quedamos cuartos, yo era el máximo goleador del equipo... se hablaba muy bien de aquel Castellón. Era la época en que todos los equipos estaban obligados a jugar con tres sub 20, pero podías sustituirlos a los 20 minutos. En cambio, Benito Joanet, nuestro entrenador, no nos cambiaba nunca porque los juveniles éramos muy buenos: Ibeas, Carlos Conde, Beltrán y yo. Me formé como jugador en el Villarreal y a los 16 años ya estaba en la Tercera división, que era la Segunda B de ahora.

P ¿Qué te encuentras en València?

R Mis tíos vivían en Campanar y yo había nacido en València en la clínica que hoy es la Quirón: porque el parto venía con dificultades, en 1962. Mi madre había tenido dos abortos y un hermano murió. Mi hermano había jugado en el juvenil del Valencia, pero se lo tuvo que dejar por un problema de corazón, y en casa se hablaba mucho del Valencia CF. Entonces, un día con mi tía, yo tenía 10 años, le dije que quería ir a Mestalla. 'Ve desde la avenida de Campanar hasta el río y bajas hasta Viveros', me dijo mi tía. Yo era un crío que salía poco del pueblo. Y llegué al campo, años 70, el VCF estaba entrenando allí, pero estaba cerrado. Fui al conserje, un señor alto del pelo blanco, y no me dejó entrar. Casualidades de la vida, seis años después, yo llegué a Mestalla como jugador del Valencia y fui a hablar con ese conserje para decirle que nunca más impidiera a un niño ver el campo del Valencia.

P ¿De qué equipo era de niño?

R Del Valencia porque mi hermano, que tiene 18 años más que yo, había jugado en el Valencia. Y vivía en la estación del Nord porque el club tenía una pensión y los jóvenes vivían allí. Cuando él se deja el fútbol, yo vengo al mundo. Le detectan un soplo y se tiene que dejar el fútbol porque había muerto un jugador del Sevilla, un tal Berruezo. El VCF no quería asumir esa responsabilidad y mis padres tampoco. Lo que él no hizo, lo hice yo. Siempre ha estado a mi lado.

P Llegaste con Ribes, que no cumple las expectativas.

R Salva... a los jóvenes les digo que tengan mucha paciencia y tranquilidad, porque lo que hoy es blanco mañana puede ser negro. Aunque tengas muchas condiciones, el jugador va quemando etapas. Si Salva hubiera tenido la tranquilidad dehaberse quedado en el VCF y no haberse ido al Sabadell, su carrera habría sido muy diferente. Estuvo poco tiempo. Ahora vive en Onda y está muy bien. Jugó en el Sabadell, el Villarreal, el Castellón y luego trabajó en un banco.

P ¿Palpas la decandencia del club en tu primera etapa en el VCF?

R Ha habido mucha gente que no ha explicado bien las cosas. El Valencia no bajó en el 86, comenzó a bajar en el 83. Tendillo marca un gol al Madrid, que se estaba jugando la Liga, en el último partido de Liga, que lo normal es que el VCF hubiera bajado. ¿Por qué pasa eso? Porque cuando yo llego al VCF, en el 81, es un club con un glamour a la altura del Madrid y del Barcelona: en calidad de jugadores y en entidad. Cuando llegué aquí, me impactó mucho más que cuando, cinco años después, llegué al Barcelona.

P ¿Qué le impactó?

R Entras en un vestuario en el que están Mario Kempes, Miguel (Tendillo), Ricardo (Arias), Solsona, Felman, Manzanedo, Saura, Carrete, Botubot, Chato Cerveró, Castellanos, Subi... un equipo extraordinario que viene de ganar títulos. Esa temporada es buena, pero a la siguiente ya empieza a tener problemas económicos terribles. Los jugadores empiezan a marcharse y el club no es capaz de traer jugadores de gran nivel. Es un club que no puede pagar la mensualidad a los jugadores en cuatro o cinco años. Hay un conato de rebeldía y hasta el equipo deja de ir a entrenar.

P ¿Cuándo?

R Siendo Roberto Gil el entrenador. Era una cosa impensable. Cómo es posible que un equipo que viene de ganar la Recopa y la Copa del Rey... pero los problemas arrancan por la remodelación del estadio para el Mundial 82 y por la ciudad deportiva de Paterna. La familia Ramos Costa no puede con eso, cuando, años antes, el VCF había ido al mercado y había comprado a Mario (Kempes), a Rep, a Lobo (Diarte), a Bonhof, a Solsona... el Barça no podía hacer eso. Y nos llevó a una situación desesperada que el equipo no baja en el 83 porque Dios no quiere: porque Miguel marca un gol ante un equipazo del Madrid y esperando a dos campos: Pamplona y Las Palmas. La entidad estaba tan destrozada que, viniendo de dos cambios de entrenador, se salva el equipo y esa misma noche, se destituye al entrenador (Koldo Aguirre). Estábamos juntos en la discoteca «Susos» celebrando la permanencia, y estaba el entrenador conmigo. Era una espiral que acabó en el 86 con el descenso. Pero estamos en un club con tanta fuerza interior, que arrastra tanto por su masa social, que puede con todo. Siempre se muta y tira adelante. Es un equipo grande. Aunque sea una afición muy concentrada en la Comunitat, hay un sentimiento muy poderoso.

P Roberto Gil cuenta que había hoteles donde no dejaban hospedarse al VCF por impagos.

R Llegamos a un hotel en Bilbao y no nos dejaron quedarnos.

P Marcas una media de 10 goles en esas primeras temporadas (9 goles, 8 y11).

R En la primera estoy haciendo el servicio militar en Alicante y es un año de adaptación. En la segunda, ya me asiento en una media con Castellanos, Solsona, Subirats junto a Ribes; Mario y Felman arriba con Saura. Yo era un jugador muy fuerte física y mentalmente. Podía jugar en la derecha, en la izquierda, de central, de delantero centro... no quiero ser pedante, pero era la realidad. Ante cualquier situación difícil para mí, era normal.

P ¿Por qué?, ¿por qué habías sufrido mucho de pequeño?

R Porque mi hermano me había preparado para todo. No había esfuerzo para mí. Ni sufrimiento. A los 12 años ya entrenaba como un profesional. Tenía una condición física fuera de lo normal. Y estaba preparado para todo.

P ¿Nunca tuviste miedo?

R Nunca, el psicólogo del VCF, José Carrascosa, me dice: 'Contigo no tengo nada que hablar'. Para mí la realidad era salir al campo a trabajar, a luchar y a ganar para el equipo. Mi hermano sufrió mucho: con 16 años era internacional juvenil, debutó en el Valencia en Roberto Gil, Paquito, Waldo... y tuvo que dejar el fútbol. Fue una 'trompà' muy fuerte. Y yo tenía claro a qué venía al fútbol y qué me iba a encontrar. Mi hermano es vital: es como si nos adelantáramos a lo que iba a pasar. Durante dos años me preparó para entrar yo a los 12 a la escuela del Villarreal. Siempre iba preparado.

P Pero no eras rápido.

R Nunca, pero sí pensaba rápido para jugar control-pase. Pero era tan fuerte que mi cuerpo aguantaba todo lo que venía.

P En la última temporada antes de irte al Barça, la del descenso, sufres una grave lesión.

R Los peroneos, pero viene de la temporada anterior: me infiltran con cortisona y se come el tendón. Tengo una cicatriz desde el pie casi a la rodilla. Comienza la temporada con Valdez de entrenador y nos vamos a Tenerife, sin ninguna infraestructura, y veo que no puedo soportar ni la pretemporada por el dolor de tobillo. El tendón está en muy malas condiciones. Me pongo en manos del médico de la selección, Jorge Guillén, y me opera a mitad de temporada en Barcelona. Enrique Buqué (secretario técnico del VCF), cuando salió de la intervención, se llevó las manos a la cabeza. Aquello no se sabía cómo iba a acabar. Yo tenía 23 años, e incluso me hicieron una biopsia, de lo mal que estaba el tendón, y yo no sabía qué era. Se caía a trozos. Y en la rehabilitación, iba al Centro de Rehabilitación de Levante y el VCF no me proporcionó ningún fisio (Paco Reig ya hacía bastante de estar con el primer equipo). Con jugadores como yo que éramos muy importantes y en un club tan importante, podía pasar cualquier cosa. No había una infraestructura profesional. Era un desastre.

P ¿Contigo no se habría bajado a Segunda?

R Nunca se puede saber, pero un jugador que te da 10 goles, es una herramienta para evitar eso. En los últimos partidos, sin estar bien físicamente, Alfredo Di Stéfano me hizo jugar, marqué tres o cuatro goles, no nos pudimos salvar por aquel partido que perdimos en Barcelona, pero el Valencia pudo traspasar ese verano a un jugador por 100 millones (de pesetas) para paliar los graves problemas económicos y poder pagar a sus trabajadores.

P Con tu traspaso al Barça, ¿el directivo Pedro Cortés recuperó el dinero que él había prestado al club?

R Nunca podré saber si eso es real, pero el VCF necesitaba dinero y muchos trabajadores no cobraban y esos 100 millones ayudaron.

P ¿Cómo es posible que el Barça pague 100 millones por un jugador que venía de esa lesión?

R Porque el entrenador, Terry Venables, estaba loco conmigo. En el 83, si hubiéramos bajado, ese día habría firmado por el Real Madrid.Como no fui yo, firmaron a Lozano, del Anderlecht.

P Dime qué significaron para ti estas figuras del valencianismo que se te cruzaron: ¿Pasieguito?

R Fue quien dijo que viniera del Castellón porque era el entrenador. Yo iba mucho a comer a Kailuze y él siempre venía, incluso cuando volví de Barça. Era muy especial, tímido, y solo se abría con personas con las que se encontraba a gusto.

P ¿Mestre?

R Mucho cariño, muy buena persona, un trozo de pan. Muy valencianista, como Pasiego. Mantengo relación con uno de sus hijos, Jose, y hablamos mucho de su padre, que estuvo toda la vida vinculado al club, como primer entrenador y más años como segundo. Es un trozo del escudo.

P ¿Roberto Gil?

R Lo quiero mucho: persona sincera y muy directa. Muchas veces le tienes que decir. 'Mister, eso no'.

P ¿Di Stéfano?

R Personalidad arrolladora, comparable a Cruyff, aunque diferentes de estilo. Tenía muy mala leche, pero solo estuve unos meses con él.

P ¿Mario Kempes?

R No conocí a Wilkes, pero Kempes es universal. Lleva al VCF a una dimensión internacional. En el 78 es el mejor jugador del mundo: solo un peldaño por debajo de Leo, Di Stéfano y Maradona.

P ¿Frank Arnesen?

R Estuvo solo dos años y el segundo se lesionó de rodilla en un partido de pretemporada en Oliva. Y el VCF dejó escapar a un jugador muy importante, porque pensaba que no iba a recuperarse, que después volvió a triunfar en el Ajax y en la selección. Y lo dejó ir por cero pesetas. Vino cuando yo llegué: los cuatro fichajes fuimos Kurt Welz, Arnesen, Salva y yo. ¡Cómo estaba de mal el club! He mantenido la relación con Frank: está de director deportivo del Anderlecht. Los daneses, con el 50 aniversario, invitan a todos los amigos que tienen en el mundo y nos invitó a Juan Sol, Pepe Rico y a mí con nuestra mujeres a Copenhague. Estaba Hiddink y toda aquella selección danesa: Morten Olsen, Elkjaer Larsen..., del Mundial del 86 y de la Eurocopa 84. A Elkjaer lo intentó fichar el VCF y acabó en el Verona. Muchos años antes, Arnesen pasaba con un Open Horizon y me recogía en la avenida Campanar para ir a entrenar. Yo tenía 18 años.

Compartir el artículo

stats