Apesar de los catorce empates en Liga -nueve de ellos en Mestalla-, a pesar de que este equipo es el peor -numéricamente hablando- al que Marcelino García Toral ha entrenado en Primera, a pesar del sopor que habrá hecho cundir la pandemia de la siesta en media España por los encuentros caseros perpetrados contra Betis, Celta, Leganés o Espanyol, la cruda realidad indica que el Valencia sigue teniendo la zona Champions a menos de dos partidos. Con todo lo que ha llovido. Con la horrorosa primera vuelta que nos ha tocado sufrir. Tras su descalabro en La Cerámica, el Sevilla está a cinco puntos. Y, como aquel que dice, esto no ha hecho más que empezar. Sería absurdo que a alguien le dé por bajar los brazos después de los dos tropiezos consecutivos en casa.
Aunque sirven para alimentar la espera hasta el compromiso europeo del próximo jueves, los sesudos debates respecto a la competitividad en Primera no nos van a sacar de pobres. Qué más da si la cuarta posición va a estar baratísima o si estamos ante la Liga más igualada y competitiva de los últimos años. Lo que tiene que hacer la plantilla valencianista es conseguir la clasificación para la Champions League de la próxima temporada, aunque sea la última jornada en Pucela. Sin los ingresos de la máxima competición continental, tenemos un grave problema de viabilidad a medio plazo.
El club, eso sí, ha sido previsor y va haciendo los deberes, por si las moscas. La dirección deportiva tiene cerradas las incorporaciones del central Jorge Sáenz, el versátil Jason y Manu Vallejo, delantero revelación de la temporada en Segunda por el que va a pagar 5'5 millones de euros fijos más variables. Todos ellos, contando también a Sobrino, Diakhaby o Ferran Torres, conforman una segunda unidad idónea para Marcelino. Jugadores jóvenes, con hambre, que nunca van a hacerle un Musacchio o un Batshuayi. Ahora bien y, siempre teniendo en cuenta que Mateo Alemany venderá este verano dos referentes importantes del actual vestuario, cabe preguntarse si ese grupo de futbolistas tiene el empaque suficiente para dar un paso adelante cuando vengan mal dadas.
Si Marcelino no se cree a Carlos Soler como mediocentro, es urgente el fichaje de un recambio para Dani Parejo, completamente fundido el domingo ante el Espanyol. Si Rodrigo va a seguir siendo el referente ofensivo 2019/2020, no podemos trasladar a Manu Vallejo la responsabilidad de suplirle. Es muy pronto para darle galones. Una de las grandes claves del Valencia campeón en 2002 y 2004 era su clase media, profunda y experimentada - Marchena, Djukic, Rufete, Kily González-. Todo no pueden ser melones por abrir.
