En estadios como el municipal de Butarque, pestañear es una tentación prohibida, que se paga cara en un campo sin lujos arquitectónicos pero que es el que más tiempo lleva invicto en toda la Primera división. No basta haber acumulado 88 minutos rebosantes de paciencia, oficio y eficacia, como los que había completado el Valencia hasta ese instante, que con el gol de Geoffrey Kondogbia veía a solo cuatro puntos la cuarta plaza que lleva a la Champions. Con la renta favorable, el equipo de Marcelino García Toral especuló en exceso, sin ambición, dejando que el combativo Leganés llegase a la recta final con aliento suficiente. En una indecisión defensiva, Braithwaite empató y confirmó que el Valencia CF, más allá de las emociones en los torneos de eliminación directa, sigue arrastrando en LaLiga el ritmo ramplón de empates que han dominado su campeonato. Incluso Neto evitó en el descuento la derrota.

Del Leganés se temía la contundencia de su juego directo, los centros laterales y las segundas jugadas. En el primer minuto de juego ya vino la primera ración, al forzar un saque de esquina y con una posterior chilena de En-Nesiry, invalidada por juego peligroso. El equipo de Pellegrino intentaba saltar las líneas de presión con balones largos, un plan al que el Valencia se adapató modificando su perfil natural. Ante una defensa de cinco efectivos, no fue un equipo de velocidad al espacio, sino que supo contrarrestar al rival con un dominio más pausado del balón, a pesar de no contar para esa misión con Parejo. El capitán, pilar innegociable del entrenador, por fin descansó en espera del duelo copero ante el Betis.

En el mayor respeto que transmitió el Valencia fue necesario contar pronto con ocasiones de gol. En el minuto 9, Cheryshev con inteligencia dejó pasar un rechace defensivo para que Gayà, de cara desde la frontal, mandase un fortísimo zurdazo que se estrelló en la misma cruceta, con Pichu Cuéllar batido. El Valencia tenía habilidad para ampliar el campo, lejos de la vigilancia del "trivote" del Leganés en la medular, y así pudo maniobrar con los extremos, con Carlos Soler muy participativo. Una escapada del canterano fue frenada en falta y tarjeta por Kravets en el 21. Sin Parejo ni Wass, fue el mismo Soler el encargado de colocar la falta, perfecta, a la cabeza de Kondogbia, que marcaba el 0-1. El jugador centroafricano empujó previamente a Bustinza (de forma leve pero suficiente para cobrar la falta. Sin embargo, ni el árbitro ni el VAR dieron contraorden y el gol subió al marcador. La acción aumentó las quejas de Pellegrino y del banquillo, muy nerviosos en el primer acto, y multiplicó la algarabía en la numerosa 'hinchada valencianista.

El Leganés contestó de forma inmediata, con agresividad, en el 25, con un envío desde el costado que En-Nesyri cabeceó de forma poderosa. Como suele suceder, aparecieron los guantes imantados de Neto para desbaratar la clara ocasión. Fue un lance aislado, ya que hasta el descanso el Valencia adormeció el partido y los pepineros mandaban centros demasiado bombeados, muy cómodos de defender para Paulista y Roncaglia. La única incógnita era la cojera de tobillo de Kondogbia, tratado en la caseta en el descanso.

En la segunda mitad se esperaba un arranque furioso del Leganés, pero el Valencia desactivó con inteligencia el ímpetu madrileño. Una de las alternativas fueron las conducciones largas de Piccini, de zancada majestuosa. De una de esas internadas llegó la ocasión de finiquitar el partido, con un disparo ajustado al palo de Rodrigo. Los visitantes no pasaban dificultades por su mecanizada estructura, desde el desgaste en la presión de Sobrino al coraje defensivo de un Gayà portentoso como portador del brazalete.

Pellegrino quiso voltear el partido con los cambios, con la entrada de El Zhar y Carrillo y sacaba fuera a un defensa (Kravets) y un medio (Vesga). Por contra, Marcelino retiraba a Rodrigo por un Gameiro con números dorados saliendo desde el banquillo. Gayà, muy desde hacía minutos por un codazo en la cara propinado por Vesga, dejaba su lugar a Diakhaby, por lo que Roncaglia pasaba al lateral. Parejo fue el último en entrar para depurar un final de partido brusco, con interrupciones y quejas, de mucha pelea. El Valencia ya paladeaba tres puntos que le colocaban de nuevo en la órbita de la Champions hasta que, en el 88, el danés Braithwaite aprovechaba la única indecisión de la zaga valencianista y marcó tras un rechace corto. Castigo a la falta de ambición. En plena zozobra, Neto evitó la derrota en el descuento con un magistral mano a mano con En-Nesyri.