Los fundadores del Valencia Fútbol Club, justo hoy hace 100 años, se sentirían orgullosos de este Valencia que, hace un par de meses parecía descartado de todo, y hoy, gracias a su perseverancia, está con opciones de tocar la gloria. El Valencia jugará su decimoséptima final de Copa del Rey, el 25 de mayo contra el Barcelona, en el Villamarín, después de vencer al Betis con un gol de Rodrigo. Mestalla vivió una noche apasionante al ver a su equipo volver a una gran final 11 años después (ganó la de 2008 ante el Getafe), un torneo conquistado siete veces. El VCF honra así su año del Centenario.

Jaume y Roncaglia sostuvieron al Valencia en la primer aparte y en la segunda, con unos metros más adelantado, apareció Piccini para combinar con Gameiro y Rodrigo y rematar al Betis. ¡Qué central es Roncaglia! ¡ Y qué misterioso es que no fuera titular en el Celta! Es la primera final también para Marcelino después de cinco intentos.

El blocaje del balón de Jaume en el minuto 8, a un tiro potente desde fuera del área de Joaquín, le dio tranquilidad al meta de Almenara, que paró después un disparo envenenado de Canales a la escuadra. Y más tarde, con el puño izquierdo, un tirazo de Jesé. Gayà, sin máscara, jugó mermado por la lesión en la nariz, con miedo cada vez que el debía cabecear la pelota. Roncaglia, fortísimo, acudió al corte con contundencia.

El plan era que el Betis tuviera más el balón, pero no tanto. Llegó a superar el 70%. La posición entre líneas de Jesé, Canales y Lo Celso dañó a la zaga blanquinegra. El VCF apenas encontró las transiciones veloces pretendidas, salvo en los primeros minutos. Parejo se encontró muy solo en la elaboración ante la abstinencia de Wass y de Coquelin. La titularidad del danés en lugar de Carlos Soler era difícil de comprender. De Guedes se esperaba una profunidad que no llegó, lejos todavía de un estado óptimo de forma. Amaga, pero no da. A eso se unió la falta de finura de Rodrigo en los pases para completar una ataque muy tímido del VCF en la primera parte.

Mestalla se preparaba para sufrir por si su equipo llegaba sin marcar al último cuarto. Pero el cuadro de Marcelino avanzó líneas tras el descanso. Y obtuvo una recompensa casi inmediata. La acción individual vino de Piccini, al desbordar a Bartra, entregar a Gameiro y este a la izquierda a Rodrigo, que empalmó suave con la zurda.

Mandi se quedó colgado y rompió el fuera de juego. Era el cuarto gol de Rodrigo en la Copa tras el triplete al Getafe. La zancada de Piccini está causando estragos. El fútbol necesita desborde y anoche se lo dio el más inesperado, Piccini, tan criticado en los primeros meses. Gameiro, a su vez, va sumando méritos (aquí un golito, aquí un pase de gol o un penalti sobre él) que compensan la fortísima apuesta económica por él.

El gol dio serenidad al Valencia con el balón. Marcelino sorprendió al sustituir a Cheryshev por Rodrigo. Estaba justificado: el hispano-brasileño pidió el cambio porque temía ver una tarjeta y perderse la final. Guedes pasó a la delantera con Gameiro.

Pérdidas de Parejo

Parejo perdió un par de posesiones porque se vio rodeado con pocas ayudas. Entró Carlos Soler por Wass y los jugadores del Betis (Joaquín y Canales) se enfadaron mucho con Gayà, acusándolo de tirarse mucho al suelo. El árbitro le dio la razón siempre. Mucho oficio a los 23 años. Gayà arrancó los aplausos de Mestalla con un par de caracoleos. Aunque fue Parejo, eterno Parejo, quien proporcionó la calma en los peores momentos. Que los hubo. El VCF se hundió mucho en los últimos minutos y a punto estuvo Loren de marcar de cabeza. Volvió Jaume a lucirse a un disparo de Canales. Tan cuestionado en las eliminatorias previas, el portero de Almenara, una roca mental, fue uno de los mejores. El hincha Jaume Doménech fue el héroe de una noche de honor a los fundadores, 100 años después.