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Tribuna

Los pequeños detalles

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Resulta reconfortante y una garantía para lo que está por venir hasta finales del mes de mayo asistir a la enésima exhibición de alma a cargo del equipo que dirige Marcelino García Toral. El pasado domingo en Montilivi, con un jugador menos y en pleno asedio del Girona desde los costados, el grupo tuvo coraje y recursos de pizarra para sacar un contragolpe que, golazo de Ferran mediante, mantiene al Valencia a una distancia asequible de la zona Champions League. Esos mismos redaños sirvieron para eliminar al Getafe en cuartos de Copa con aquel final apoteósico que jamás olvidaremos o aferrarse al partido de ida de semifinales en el Villamarín y acabar remontando dos tantos del Betis. Eso nadie puede negárselo al murciélago.

Ahora bien, como el asunto que nos ocupa es gritar campeones en la temporada del Centenario, hay que ser puntilloso con pequeños detalles que, en caso de seguir siendo descuidados, acabarán siendo determinantes. Y uno de los aspectos en los que el conjunto valencianista debe mejorar con urgencia es la defensa de los balones laterales. Sí, todos hemos leído con atención los informes que elaboran diferentes portales especializados indicando que el Valencia es el mejor equipo de la Liga en dicha faceta. Al respecto, solo cabe una conclusión: debe ser que los diecinueve restantes son flojísimos.

Porque, así de memoria, las hemos pasado canutas en Mendizorroza, Ipurúa, El Molinón, Butarque, Montilivi y, sobre todo, en Copa contra el Betis. Los dos goles encajados en el Villamarín -durante el partido más importante de la temporada- llegaron en sendos saques de esquina. No hace falta que les diga lo que sucederá si semejante empanada para la defensa de la pelota parada se repite el próximo 25 de mayo en la final contra el Barça. En este aspecto, llueve sobre mojado. La pasada campaña ya hubo que señalar en rojo diferentes horrores en zona de retaguardia que acabaron costando goles. Posiblemente, el único defecto importante que tuvo la plantilla que tan brillantemente consiguió el acceso a la fase de grupos de la Champions.

Escuchando la rueda de prensa posterior a la milagrosa victoria contra el Girona, estoy convencido que Marcelino no tendrá una opinión muy diferente. Al Valencia no le convienen partidos locos, de constante ida y vuelta. Si algo caracteriza al equipo de este año -en una evidente evolución con respecto al de la temporada 2017/18- es la solvencia defensiva. Ya son trece encuentros consecutivos sin conocer la derrota. Pero en Montilivi hubo, además de corazón, algo de chamba. No dejemos que la suerte influya en una final de Copa o una semifinal de Europa League. Hay que cuidar más los pequeños detalles. Al tajo.

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