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Seis años en Arabia Saudí

Seis años en Arabia Saudí

Leo: Rubiales negocia que la Supercopa se juegue en Arabia Saudí durante seis años. Pienso, de primeras, que el intento no es que se juegue anualmente, mejor si, ya puestos, se juega allí durante seis años seguidos en una competición ininterrumpida que sustraiga el derecho local a ver a tu propio equipo. Es lo que toca para estrechar los vínculos de compadreo con el país al oriente. El otro lado de la moneda tras el tráfico de futbolistas saudíes.

El Valencia protesta por la decisión en ciernes. No por el destino, por supuesto, sino por el formato de la competición, por la arbitrariedad, por el ramalazo de caciquismo que refleja a cambio de un milloncejo para los mediterráneos.

El comunicado refuerza el perfil institucional del Valencia como verso libre. Refleja un ciclo en el que el curso interno y las negociaciones bajo techo son poco efectivas. El cacareo en público genera relevancia y perfil propio. El acuerdo para la Supercopa, más allá de la fecha y el trasfondo, es poco potable. Emerge con ello lo peorcito de la casa en una deriva por suprimir la competición al aficionado local y diseñar un torneo a la medida de quienes lo compran. Los muñidores de la transacción se piensan genios mercaderes. Tú a Miami, yo a Riad. Troceando competiciones al mejor postor.

Lo raro no es que el Valencia proteste, sintiéndose ninguneado (oh qué gusto, clubes supurando un poco de honor). Lo raro es que no protesten las aficiones. Lo raro es que no protesten los otros clubes. Lo raro es que los autores intelectuales ni tan siquiera tengan en cuenta la dinámica justa por la que un club puja por una oportunidad en una final€ pero le cambian las reglas a medio camino.

La inercia endogámica en la que viven es tan grande, con las orejeras puestas para evitar mirar a los lados, que ni tan siquiera perciben que hay equipos para los que una Supercopa es un reconocimiento valioso y no solo un trámite. Cambiarlo por un torneo amistoso hecho a medida de unos anfitriones nuevos supone normalizar la devaluación, dar por perdida cualquier aura a cambio de un poco de lucro. Felices seis años.

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