¿Cómo es Birmingham?
Es la segunda ciudad de Inglaterra (3,5 millones de habitantes). Me costó adaptarme; hay mucha menos luz, el sol en diciembre, enero y febrero apenas lo hemos visto, pero estoy viviendo solo aquí y me he centrado las 24 horas del día a un club y a una Liga que no conocía. Con posibilidades de ascenso, estoy viendo Premier y otro nivel de jugadores, aunque no sabemos si estaremos en Championship o en Premier. La temporada se daba por perdida, pero hemos reaccionado. En diciembre dimos 11 bajas entre el primer equipo y el filial, y 8 incorporaciones, y el equipo está en promoción. Hemos sumado 10 victorias consecutivas.
¿No tienes ganas de volver?
No, ahora no tengo ningunas ganas estoy disfrutando mucho del Aston Villa. Me está dando muchas satisfacciones. Salvo en enero, que tuvimos dos lesiones muy importantes, que pudimos superar con dos contrataciones, estoy en un momento bonito.
¿Con qué se queda del fútbol inglés?
Me quedo con los ambientes increíbles de los estadios y la pasión. Y profesionalmente, la tranquilidad. No es la locura de Mestalla cuando el equipo va mal, ni es una afición que critique a los jugadores, al contrario: aquí se pierden partidos y los jugadores val al fondo a saludar y la grada agradece el esfuerzo. No hay una posición tan agresiva de los aficionados respecto a los jugadores y a los técnicos. Aquí, la afición respeta mucho a los que han hecho algo antes, a las personas que tuvieron éxito en el pasado. Hay una mística del futbolista, del entrenador que es permanente, que no se pierde por un partido, una mala racha o una temporada. Acompaña por siempre al personaje. En España, de una semana a otra, pasas a ser un héroe o un villano. Esta misma temporada, la afición del VCF estuvo contra el equipo al principio y ahora está en tres finales. Así es Mestalla y así el Valencia.
