El VCF se queda sin la doble final soñada porque su defensa naufragó ante la formidable pareja de atacantes del Arsenal, Aubameyang y Lacazette. El mejor juego colectivo valencianista (magistralmente dirigido por Parejo) se vio superado por la tremenda pegada de la pareja gunner. El Valencia dio la cara en la vuelta tras haberse enredado en la alineación antinatural de la ida. Mestalla agradeció la pasión del equipo con una ovación al final. Y el Arsenal, con cinco remates, marcó cuatro goles. Los porteros apenas intervinieron.

Al principio, el ataque incondicional del VCF obtuvo recompensa con un contragolpe maravilloso. Lo inició Neto con la mano a Parejo. Este, presionado, mantuvo la frialdad y la precisión para enviar vertical a Rodrigo, que abrió de primeras a Guedes. Este se la devolvió al hispano-brasileño, cuyo envío al segundo palo lo empaló de cerca Gameiro.

El Arsenal parecía derretirse en la caldera de Mestalla, bajo un calor sofocante del viento de Poniente, cuando Cech lanzó un pelotazo desde su portería. Lacazette ganó de cabeza a Gabriel y peinó de espaldas hacia la meta de Neto. Aubameyang entró como una bala y disparó desde la frontal con el exterior de la bota.

El empate enfrió al cuadro de Marcelino, tan persistente por la izquierda con Gayà y Guedes. Tras la reanudación, Parejo arrancó la ovación de la grada con una presión a Cech que le costaría muy cara. Cansado por el esprint, el capitán iba a fallar en un control sencillo a pase de Wass: la contra el poder de Aubameyang fue demoledora. Gayà estuvo a punto de cortarla, pero le cayó el cuero a Lacazette y el francés, pese a estar de espaldas a la portería y presionado por Piccini, se giró y envió enroscado junto al palo. Golazo,

Marcelino recurrió a Carlos Soler para reactivar la banda derecha. Por ahí llegó el empate; un excelente pase de Parejo a Wass, el tiro mordido de Rodrigo y la escoba de Gameiro para marcar. La gente empezó a creer en algo grande. Ante la impotencia atacante, Marcelino echó una bronca gestual a Guedes y, a continuación, por su banda entró Maitland, centró y remató en el primer palo de Aubameyang, adelantándose a Garay. Marcelino ya pensó en la Liga porque no pudo parar a Aubameyang, hambriento de exhibirse en Mestalla, que despidió a su equipo con generosidad. Los gunners sacaron todo el arsenal.