«¡Gol del Barça, vamos!» Un aficionado saltó con un resorte en el minuto 90 para dar la buena nueva. Todo el estadio lo celebró poco después a lo grande. El Valencia estaba clasificado para la próxima Champions a falta de la última jornada, el próximo sábado ante el Valladolid en Zorilla (20.00). Una heroicidad tal y como ha transcurrido la temporada. Una victoria la de ayer cimentada en la fe de un equipo por encima de todas las adversidades. El VCF ha sido un corredor de fondo que roza una campaña fabulosa: los goles de Carlos Soler, Santi Mina y Gameiro ponen al VCF muy cerca de la élite de Europa.

El primer tanto del Barça (m, 38) embargó de emoción Mestalla, que ya venía llena de energía por la remontada de Carlos Soler y de Santi Mina. La animación espontánea de la gente no necesita ningún grupo prefabricado. Ni macarra. El equipo transmite y la gente responde. La banda de música recuerda que es una fiesta.

Ya puede haber disquisiciones sobre su calidad, pero Santi Mina derriba todos los prejuicios. A testarazos como en el colosal remate al centro de córner de Parejo: saltó, marcó los tiempos y cabeceó cruzado a gol.

El VCF se ponía por primera vez por delante y se dejaba mecer por una ola de optimismo tras el empate previo de Carlos Soler, al aprovechar una pifia en el despeje de Duarte.

El volante valenciano batió con el interior por debajo de las piernas a Paheco. El pase de Gabriel Paulista, en diagonal desde la divisoria, merecía el intento. Rodrigo falló en la volea de la sentencia a un gran centro de Wass, evidenciando el mediocampista danés el error de Marcelino en Londres ante el Arsenal (el mediocentro debe ser para los centrocampistas y Diakhaby no lo es).

No fue un comienzo plácido. La cara de Jaume Doménech salvó un remate franco de Rolan tras un pésimo repliegue de los valencianistas a la salida de un córner a favor de los de Marcelino. El consiguiente saque de esquina lo cabeceó Ximo Navarro al primer palo, adelantándose a Carlos Soler. El Alavés percutió por su izquierda toda la tarde. Jony hizo trizas a un Piccini sin ritmo.

Gameiro rompe la monotonía

El Alavés no se dejó intimidar por el ambiente en Mestalla, sino que buscó con ahínco el empate. El VCF no parecía ya interesado en el juego sino en acabar cuanto antes y ver qué había pasado en los otros estadios.

Así era hasta que entró Gameiro, hambriento como está de fútbol porque no ha jugado tanto. Picó de cabeza al segundo palo un centro bombeado de Gayà. El lateral completaba así un partido de mucho peso, como en casi toda la temporada. Si repitiera este tipo de centros más a menudo se convertiría en letal. Parejo ya mandaba y se encontró de repente muy bien acompañado por Wass, en su mejor actuación por el centro. El danés es un jugador que ha ido calando poco a poco. Sirve para todo.

Mestalla vibró en un final apoteósico. Los jugadores dieron una vuelta olímpica y la grada lo agradeció con una ovación sostenida y un «Valeeencia, Valeeencia» muy sentido. La temporada del Centenario será recordada para siempre.