El valencianismo ya saborea la cuenta atrás para la gran final de Copa del Rey contra el Barcelona, la primera final del club de Mestalla en once años, el momento de reescribir la historia de la entidad tras un año, el del Centenario, escrito a golpe de emociones. Como punto de partida se asume el favoritismo del Barcelona. Por potencial, presupuesto, por mayor experiencia y cultura de finales (suma 30 Copas) y por contar con Leo Messi, probablemente el mejor jugador de todos los tiempos.
Sobre esa base, el Valencia opone, en palabras de Carlos Soler, la «energía pura» del subidón emocional de haberse clasificado para la próxima Liga de Campeones en la última jornada de Liga después de una segunda vuelta notable con 38 puntos, la tercera mejor de la historia. Mientras que el Barcelona continúa aturdido por el golpe de la eliminación europea contra el Liverpool, que le ha sumido en la melancolía, el Valencia respira felicidad y confianza. «Hemos tenido que hacer una segunda vuelta muy buena, algo que jugando cada tres días no es nada fácil, por el desgaste físico y mental, pero la recompensa es esta. Estamos todos contentos con la misión cumplida», señalaba Soler tras acabar el partido de Zorrilla.
De 17 a 34: el doble de goles
En la remontada clasificatoria del Valencia, un factor ha sido clave. Aparte de la paciencia en aguantar el proyecto cuando los resultados no llegaban, gracias sobre todo a la confianza ciega que el director general Mateu Alemany trasladó al máximo accionista Peter Lim, los mestallistas han resurgido gracias a su mejoría anotadora. En la primera vuelta, el Valencia solo logró anotar 17 goles. Un bagaje que era el peor de la historia y que se desatascó en la segunda mitad de campeonato, tras la salida de Michy Batshuayi y, sobre todo, con la mejoría de las prestaciones colectivas y el avance en las fases de eliminatorias.
En la segunda vuelta, el Valencia ha duplicado sus goles, de 17 a 34, llegando a los 51 totales. Tanto Rodrigo Moreno, como Santi Mina y Kevin Gameiro han incrementado su producción goleadora, situándose por encima de la decena de tantos.
Precedentes ajustados
Otro factor a favor del Valencia es la competitividad demostrada contra el Barcelona en los dos años de Marcelino en el banquillo de Mestalla. Los encuentros de Liga se resumen en tres empates (1-1 y 1-1 en Mestalla, y 2-2 en el Camp Nou, marcando siempre primero el Valencia) y una derrota a domicilio el curso pasado (1-0, gol de Suárez en el 67). Ambos equipos también se midieron en las semifinales de Copa, en un cruce condicionado por el elevado número de lesiones que presentaba el Valencia, doblegado con facilidad. A pesar de no haber ganado a los azulgranas, cada precedente ha estado protagonizado por la emoción y la igualdad.
