Faltaba una hora y cuarto para el comienzo de la final de la Copa del Rey y la grada del Valencia CF, en la zona norte, ya estaba casi llena. La gente de Mestalla, de pie, cantaba y la del Barça apenas estaba presente en la grada. A las 8.15 horas ya estaba el ambiente más igualado en las zonas sur y norte del Benito Villamarín, que lució una imagen preciosa en el anochecer de Sevilla.

La ansiedad del valencianismo por conquistar un título se reflejó en el estadio del Betis. El Valencia CF ganó al Barcelona en las liturgias de ánimo, en el aliento colectivo. Su afición marcó el primer gol. Fue evidente cuando el speaker del Barça dirigió los cánticos de su hinchada. Empezaron a cantar, sí, pero la afición del Valencia CF empezó a hacerlo más fuerte. Su rugido ahogó al del «enemigo».

El cantante David Bisbal abrió un paréntesis entre los minutos del calentamiento y la salida de los futbolistas para el inicio de la noche.

Sobró el calor en Sevilla. A la hora de comenzar el choque el termómetro aún rozaba los 30 grados de temperatura. Un sopor que no limitó las fuerzas de las aficiones, después de un día largo en Sevilla.

La afición del Valencia CF recibió al equipo con las miles de banderas blanquinegras repartidas por el Valencia CF. Y una gran lona lució en la grada norte: «Soñar que no tenemos techo».

Luego llegaron los goles, el patiment y las lágrimas por otro título levantado. Eternos.