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Entrevista

"La de Dani Parejo es la historia de redención futbolística más bonita de los últimos años"

De algún modo, la final de Copa ante el Barcelona se empezó a ganar en la arenga "Cosecha del 54" escrita por Rafa Lahuerta y con la imponente lona diseñada por Jorge Lawerta

El momento en el que se despliega la lona ¿Qué sentisteis?

Lawerta: En mi caso, yo estaba con la ilusión de que lo sacasen en televisión y hubiese un buen plano para poder verlo. Quería grabarlo para enseñárselo a la gente y casi se me olvida de lo nervioso que estaba por el partido. Eso de que no se desplegaba no lo vi por la tele. La vi ya desplegada, con todo correcto. Me comenzaron a llegar mensajes de mucha gente, «¿eso es tuyo?», porque muchos reconocían el estilo. Se empezó a compartirlo de forma masiva en redes sociales. Luego ya me puse a sufrir como un perro.

Se dice que ver esa imagen tan potente, con los exponentes de los tres últimos títulos de Copa, fue como el primer gol de la final.

Lahuerta: A mí me sorprendió porque ni siquiera sabía que había lona. Fue un impacto mayúsculo. Sí que detecté que no se desplegaba del todo, pero en el siguiente plano ya había caído y me quedé tranquilo. Sobre todo por el hecho de ver a Baraja con la Copa tuvo un efecto catártico. Era despedir la maldición de 2008, toda esa rabia acumulada, ese peso de no haber estado a la altura en aquel momento. Era como empezar de cero y decir que la Copa la podíamos ganar. Estoy convencido de que la imagen referencial de esta Copa va a ser la lona y Parejo con el trofeo. Debería ser así. La Copa simboliza la historia y Parejo, que hemos vuelto.

Lawerta: Yo tenía la ilusión de trabajar para el Valencia, de poder decir «oye, yo he hecho esto para el club». No era consciente de la posibilidad de que llegase a convertirse en un símbolo. Me pilló por sorpresa y me puso el ego duro. Me ilusionó y me dejó descolocado.

El hecho de que Baraja y Kempes estuvieran presentes en el Villamarín, le da otro plus.

Lawerta: Eso más todavía. Baraja lo compartió, dijo que le emocionó verse reflejado.

Lahuerta: Eso es lo que no tiene precio realmente. Y es lo que confirma el carácter del club y que hemos recuperado con todos los fastos del Centenario. Los jugadores no eran conscientes de lo que se les quería y ahora ya lo saben. Eso se proyecta en los jugadores actuales, que saben todo lo que esta gente les puede llegar a querer. Ese factor humano de afecto a fondo perdido me parece tremendo.

Lawerta: Haces la lona, sale bien, te metes en el partido, lo ganas... Pero luego toda la marabunta de mensajes de gente agradeciéndome como si yo hubiese pagado la lona me ha impresionado.

Lahuerta: Es que esa imagen la ha visto todo el mundo.

Lawerta: Está claro de que le hecho de ganar la Copa ayuda a potenciar y a darle más valor que si hubiésemos perdido. No habría tenido la misma magnitud. Toda la gente que me dice que fue «el primer gol», que me dice que le venda la lámina, o que le mande el archivo para imprimir.

Tiene muchos elementos esta Copa para ser recordada como una final de culto.

Lahuerta: Entra de lleno en la nómina de finales de culto del club. Se ubica en el top. Aunque todas tienen su particularidad, su contenido épico. Incluso la del 2008 lo tiene, porque estábamos en circunstancias de máxima necesidad. Ibas a la desesperada y solo te valía ganar.

¿Puede ser el inicio de una nueva era, como fue el 99?

Lahuerta: Puede que sí, porque el equipo ha ganado en confianza, autoestima, todo el club sale muy reforzado a todos los niveles. El paisaje se ve de otra manera. Van a venir dos o tres temporadas buenas.

Lawerta: A mí me gusta, por mi personalidad, ver al Valencia desde el pesimismo porque así la hostia es menor o la alegría es mayor. La historia me invita a pensar que son cosas que van cayendo con cuentagotas y con esa tema de las décadas, de que siempre ganamos algo, empezamos de nuevo otros diez años sabiendo que algo nos puede tocar. Respiro ese punto del 99 de algo inesperado que de repente hace que jugadores, el entrenador, directivos y afición se lo crean. El Valencia siempre aprovecha bajones y lapsus de los grandes, que es algo que se está dando porque ambos clubes están en reconstrucción. Eso invita a ser optimistas.

Lahuerta: Y luego influye que eres un equipo que ha demostrado que sabe sufrir. Y si sabes sufrir, sabes competir, que es lo más importante. Es un equipo que, de repente, se encuentra con un capitán a la altura de los más grandes. Parejo se ha agigantado de tal forma que queda vinculado a los mejores. Se lo ha ganado a pulso, hay que reconocerlo y disfrutarlo. Esto ya no tiene vuelta atrás. Vamos a disfrutar del mejor Parejo, tanto a nivel de futbolista como de simbología.

Lawerta: Yo era de los que le criticaba, lo reconozco. Sostuve que no estuvo a la altura, que sus fallos nos costaban muchos puntos y que debía cambiar. Y al mismo tiempo me daba cuenta, por mucho que no fuese parejista, de que no había parche, de que el equipo dependía de él.

Lahuerta: Es la historia de redención futbolística más bonita de los últimos años, con diferencia.

Lawerta: Porque él ha cambiado de actitud y se ha involucrado.

¿Merece ya una lona en la fachada de Mestalla

Lahuerta: La lona a Parejo habría que hacerla el día que se vaya. Además podría ser un acto muy bonito. De momento hemos puesto lonas muchos años después de la retirada. Puede ser una forma distinta de homenajear a los futuros iconos del club. El día que se vayan, que él mismo descubra su lona.

Lawerta: No creo que el Valencia se haya caracterizado por saber despedir a sus ídolos. A ver si con Parejo o en el futuro, el club es más respetable o simbólico.

¿Cómo veis a Marcelino?

Lahuerta: Siempre he sido de Marcelino. El día del Valladolid lo vi muy tocado y eso me preocupó porque fue la primera vez que vi que se estaba quedando sin recursos, que la situación empezaba a superarle. Tuvimos la inmensa suerte de que a la semana siguiente pasó lo de Vigo, en seguida vino lo de Getafe y nos rehicimos otra vez. Esta Copa le va a quitar miedos, le va a dar confianza y seguridad. Creo que el club si se hace fuerte en el liderazgo de Marcelino en el banquillo, Parejo en el campo y Alemany en los despachos, tenemos recorrido.

Lawerta: Estábamos mal en enero pero no había plan B. No era ninguna garantía echarle. Los proyectos necesitan un mínimo de dos años para poder desarrollar un plan. Viniendo de donde veníamos, cuando sonó Marcelino yo estaba encantado. La temporada pasada fue excelente y en esta, tras pasarlo mal, ha acabado soltándose y subiendo otro peldañito. Siempre intentábamos ser el Atlético u otro club en lugar de ser nosotros.

¿Lo mejor del Centenario?

Lawerta: Obviamente el título y haber podido dejar mi firma con la lona. Hice la lona del título del Centenario. En el aspecto negativo, se ha cultivado poco el Centenario entre la afición. He echado en falta elementos como series documentales contratados por el club. La gente ha visto el especial de Vamos o el de Àpunt. El club se ha volcado en una semana, pero he echado en falta más iniciativas a lo largo del año.

Lahuerta: Lo más importante del Centenario ha sido la recuperación de la dimensión humana de la entidad. De repente, los jugadores de hace 30 o 40 años han sabido qué significó que jugasen en el VCF. Ese aspecto se ha trasladado al vestuario actual. Ese amor tan grande por el club, que todos sabíamos que existía, lo hemos hecho visible en el Centenario. Y esa fuerza es imparable. El caudal de afecto ha sido muy poderoso. La marcha cívica, el partido de leyendas. Eso nos va a acompañar. Ha calado en el vestuario.

Ha tenido que venir el Centenario para explotar ese potencial.

Lahuerta: El problema muchas veces de este club es que no ha sabido ser consciente de lo que suponía para su propia gente, ha habido un miedo a la afición que nunca he entendido. La gente es muy del Valencia, quiere mucho al Valencia y quiere demostrarlo. En los días del Centenario hubo una energía y unas ganas de hacer saber que somos del Valencia... La figura de Giner ha sido fundamental. Ha sabido armonizar muy bien elementos indispensables para la pervivencia.

Lawerta: Los valencianistas tenemos muchas ganas de hacer ver que somos de este equipo. Abridnos las puertas del parque para que podamos jugar y ser partícipes. Nada más. Teníamos un sitio al que acudir y venerar, Mestalla, pero luego no lo podíamos «tocar». Antes me tenía que leer un libro escrito desde fuera del club. Se ha mantenido una distancia.

Lahuerta: El día de la celebración tuve la inmensa suerte de ir detrás del bus con la Vespa, y las caras de felicidad de la gente... eso es algo que te empapa de tal manera... Era la gente celebrándose a sí misma, todos juntos. Los balcones estaban llenos de gente, con mujeres muy mayores llorando.

¿Este año, con picos emocionales tremendos, ha borrado el mito de la ausencia de relato?

Lahuerta: El Valencia siempre ha tenido relato. Lo que pasa es que no es un relato convencional. Lo que le da al Valencia con el paso del tiempo es que es un relato que nace de sí mismo. No es un relato impostado, no es una novela negra que ya existe y yo me agarro a sus estereotipos, ni somos el ejército desarmado de un determinado país. No pretendemos ser portavoces de una identidad colectiva. El Valencia es el Valencia y se cuenta desde sí mismo. Para contarse desde sí mismo tenía que pasar el tiempo. Ahora tenemos perspectiva, ahora podemos contarnos.

¿Se necesitan 100 años para tener un relato?

Lahuerta: Realmente sí. Los que dicen que tienen relato antes de que hubiera pasado ese tiempo, lo que tienen son identidades vampirizadas.El Valencia no ha querido ser el Pupas (el Atlético de Madrid) porque es la antimelancolía por excelencia. Ahora tenemos esas muletas, para sostenernos en los malos tiempos y para impulsarnos en los buenos.

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