Un expresidente del Valencia CF acusado de planear el secuestro de su sucesor en el cargo para cobrar una deuda millonaria, un confidente de la policía que estaba huido de la Justicia y cuya extradición obliga a repetir el juicio, un vigilante del mundo de la noche supuestamente encargado de contratar a unos sicarios colombianos sin identificar, y un hostelero italiano que dice no saber cómo lo han enredado «en todo el follón» y al que ninguno de los coacusados incrimina. Con estos ingredientes comenzó ayer en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de València el juicio contra Juan Bautista Soler y otros tres procesados por el intento de secuestro de Vicente Soriano.

Rachid Behdaoui, confidente de la policía y la pieza clave que faltaba por encajar en el puzzle de esta 'charlotada' de intento de secuestro frustrado por el grupo de Atracos de la Policía Nacional de València en abril de 2014, exculpó ayer a Soler de cualquier intencionalidad de secuestrar a Soriano. De hecho, insistió en que ni siquiera quiso aceptar el pago de 15 millones en efectivo que le ofreció Soriano -cifra muy lejana de la deuda real- al no querer nada de forma ilegal. «En ningún momento Soler me encargó cobrar la deuda mediante el uso de la violencia», afirma Rachid. También mantuvo al margen de cualquier plan violento a Ciro D'Anna, dueño de una conocida pizzería frecuentada por futbolistas.

Por contra, el confidente, con numerosos antecedentes y que estaba en prisión provisional en Gibraltar por un robo con violencia, incriminó a otro de los acusados, Abdelatif L., conocido como 'Tati', a quien atribuye la idea de contratar a unos colombianos para secuestra a Soriano. «Si no es por las buenas será por las malas, le mandamos gente y le quitan el dinero», le dijo éste en referencia a Soriano, según Rachid.

«Miedo por mi familia»

Por su parte, el expresidente del valencia CF. Juan Soler negó durante su declaración haber participado «en nada ilegal». Así, explicó que «le siguió el juego» a Rachid tras ser alertado por 'Tati' del tipo de persona que era. De ahí que justificara no haber acudido a la policía cuando le realizó la propuesta de secuestrar a Soriano porque «tenía mucho miedo y pensaba que las represalias podían ir contra mí». «No quería poner en juego ni mi salud ni la de mi familia», aclaró.

No obstante, la Fiscalía sostiene que los cuatro acusados acordaron secuestrar a Soriano en marzo de 2014 para que saldase su deuda con Soler. La idea era interceptar al empresario a la salida de una cafetería de la calle Isabel la Católica de València, donde desayunaba todas las mañanas, introducirlo en una furgoneta y trasladarlo a una planta baja de Alfafar para luego llevárselo al extranjero.

Respecto a estas oscuras intenciones que nunca se llegaron a llevar a cabo, Rachid añadió en su declaración que los colombianos le dijeron que «ya habían hecho los deberes». Tenían controladas sus rutinas y lo llevarían a un piso franco, para después llevarlo hasta la frontera, donde le meterían dinero falso o droga, según apuntó.

El Ministerio Fiscal solicita nueve meses de prisión por un delito de conspiración para cometer un secuestro para Juan Soler. Misma pena que pide para Ciro D'Anna y Abdelatif L.. Mientras que en el caso de Rachid B., confidente de la policía cuya colaboración resultó clave para destapar esta rocambolesca trama, aprecia una circunstancia atenuante muy cualificada de confesión y solicita tres meses de cárcel. Por su parte, la acusación particular reclama una pena de ocho años de prisión para el expresidente del Valencia CF.

El trasfondo del conflicto entre los dos expresidentes del club era la deuda que Juan Soler le reclamaba a Soriano, reconocida en los tribunales. Según dos sentencias del Tribunal Supremo, Soriano e Inversiones Dalport tenían que pagarle 39 millones de euros por incumplimiento del contrato de la venta de acciones. Con anterioridad, el alto tribunal había condenado también a Soriano y a la empresa a pagar 20 millones a Soler por impago del primero de los cuatro pagarés por la venta de acciones del club.

'Tati', considerado por Rachid el ideólogo del plan para secuestrar a Soriano, explicó en su declaración que estaba buscando inversores que pudieran quedarse las acciones y que por ello se puso en contacto con un fondo catarí. Así se encontró con Rachid, después de varios años sin saber nada de él, y éste le transmitió que había un fondo de inversión francés que podía estar interesado en la deuda. Posteriormente, Rachid le dijo a Soler que había «otras formas de saldar la deuda» como «sacarle dinero de sus cuentas o entrar en sus casas», pero insistió en que tanto él como el expresidente se opusieron a esta idea.

Asimismo, también negó saber nada de los supuestos colombianos. «Ni los conozco ni contacté con ellos». De igual modo relató que después de esta proposición, a la que «se negaron en rotundo», Soler le pidió que hiciera averiguaciones sobre el tipo de persona que era Rachid.

Respecto a los motivos que habría tenido Rachid para incriminarlo alegó que el día que éste le exigió los gastos a Soler por todos los meses de gestiones «casi llegamos a las manos».

Por su parte, el empresario italiano Ciro d'Anna, defendido por el letrado Miguel Ángel Sampedro, manifestó que él estaba buscando gente interesada en comprar la deuda, y que estuvo siempre al margen de cualquier plan, aunque sí notó a Soler «asustado».

Sin lugar a dudas el testimonio que más juego dio ayer fue el de Rachid, quien inicialmente estaba en la causa como testigo protegido pero que poco a poco ha sido señalado como el presunto cerebro de la trama. «Yo soy carne de cañón, estoy en prisión pero los que van con corbata no», criticó el delincuente, quien alegó que su trabajo era «como intermediario» para mediar en la venta de acciones del Valencia CF. entre Soler y Soriano y buscar posibles compradores de deuda millonaria aprovechando su agenda de contactos al haber sido atleta y proceder de una familia «bien posicionada en Marruecos».

Rachid tuvo para todos. Después de reconocer que acudió a Soriano para informarle del secuestro, asegura que éste le prometió: «Si a mí me va bien a ti te irá bien». «Pero su abogado me pide ahora seis años».

Su credibilidad en entredicho

Ante las preguntas letrado Andrés Zapata, que ejerce la defensa de Soler, sobre las distintas versiones que ha dado en sus seis declaraciones anteriores admitió: «Eran todas falsas, declaraba todo aquello que me pudiera beneficiar». Esto, unido a que ahora asegura que borró parte de la grabación de su conversación con Soler, prueba que podría ser invalidada, hace que la credibilidad de su testimonio deje mucho que desear.