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El fichaje para las dos vueltas

El fichaje para las dos vueltas

Está el Valencia ante el riesgo de la rareza. Inmerso, de repente, en el ciclo de la estabilidad sale al mercado con varias ventajas frente a algunos de sus rivales directos. A ver€

Hay unanimidad deportiva. Resueltas las fricciones con brusquedad (Vicente no está, Vicente se fue) los objetivos son compartidos entre entrenador, director deportivo (valga la redundancia) y director general, en una suerte de santísima trinidad silenciosa que se calza las botas por igual. Garantiza perder poco tiempo en navajazos y burocracias, tener un plan. A cambio, escasas rendijas para la discusión: en plena subida de la reputación marcelinista, se hará lo que diga Asturias.

Hay un rebrote de la soberanía tras tantos veranos sospechando que los fichajes del Valencia no se hacían bajo el interés y la conveniencia del club, sino más bien que era el club deudor de causas ajenas. Haber cerrado la temporada con nota permite desarrollar el plan sin más dudas que las propias limitaciones.

Y hay, sobre todo, una ventaja para el convencimiento de los jugadores dudosos en trance por ver qué equipo escogen. El Valencia,quien te lo iba a decir, rezuma calma y obra. Las promesa de un equipo de autor son una buena garantía para futbolistas en tránsito decididos a encontrar su sitio.

Con todos esos puntos a favor€ un gran riesgo. Primar la obcecación del confort propio. Seguir apostando la fidelidad de los viejos conocidos como criterio principal. Sobrepasar el equilibrio con los refuerzos llegados más para no enturbiar que para generar. Creerse iluminados entre el vivero. Advertidos con Vietto, visto Sobrino, caído Batshuayi, el verano de la estabilidad debería garantizar un delantero llegado, por fin, para marcar. Imaginad el equipo rindiendo y marcando durante toda una temporada y no solo en media vuelta...

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