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Lim tiene el poder en sus manos

Lim tiene el poder en sus manos

Márchese usted general» fue el mensaje que lanzó Salvador de Madariaga contra el dictador que se mantenía en el poder por la fuerza de las armas. El valencianismo podría enviar también proclama similar contra el dictador que sigue en el mando gracias a la mayoría de acciones que posee. Pero ni Madariaga tuvo éxito con su proclama mantenida en un interesante libro, ni los valencianistas, que han empezado a gritar en la calle su animadversión hacia la torre de control que desde Singapur y sin apenas conocimientos técnicos pretende dirigir los avatares futbolísticos del Valencia acabarán ganando su batalla.

Ahora se trata de una guerra que se perdió el día en que Amadeo Salvo convenció a los miembros de la Fundación para elegir el peor de los programas. Previamente, los valencianistas que no acudieron a la ampliación de capital, que habría pagado las deudas y enderezado el rumbo de la sociedad, se llamaron andana. Entre todos la mataron y ella sola se murió. Protestemos, manifestémonos, en contra de decisiones dictatoriales que no atienden las razones del director general del club, Mateu Alemany, y ni los deseos del entrenador, Marcelino García Toral. De nuevo el club está en manos de los socios asociados en sociedad Peter Lim y Jorge Mendes. El club está en manos de quienes manejan fichas y pretenden contratos aunque no sean los más necesarios para la composición de buena plantilla.

Otamendi salió el Valencia para engrosar el tanto por ciento de la representación y ahora se pretende que vuelva lo que trae consigo nuevos porcentajes y, consiguientemente, la rotura de la media de salarios de la entidad. Sería el mejor pagado por encima de los mejores del equipo sobre los que se han asentado los buenos resultados recientes. Una bomba de relojería.

Peter Lim no sabe de fútbol un comino como demostró al principio cuando fió en su socio los fichajes de jugadores tan envidiables como Aderlan Santos o Abdennour. Y la contratación de un entrenador tan diestro en la matería como el señor Neville.

El Valencia remontó gracias a la labor de Alemany en los despachos y Marcelino en el césped. Dos años seguidos en Champions no basta. Un título tan apreciado como al Copa del Rey parece que no tiene mérito alguno. Ello no ha sido gracias a Lim y Mendes. Ni tampoco a las gestiones de Murthy, cuyo apellido me recuerda a la famosa ley según la cual podríamos colegir que lo malo puede acabar en peor.

El señor Lim era presidente en los días de la celebración del Centenario. Y también lo era con la conquista de la Copa. Que se sepa en ninguno de los acontecimientos participó. Si fue por modestia debería aplicarse lo mismo para la dirección deportiva del Valencia. Mejor nos iría.

Posdata. Aún tenemos pendiente el cumplimiento de la promesa de la terminación del nuevo estadio para el Centenario. No acechan calendas graecas.

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