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Tribuna

En Singapur hubo cuentos chinos

En Singapur hubo cuentos chinos

M ateu Alemany viajó a Singapur para un espectáculo de cuentacuentos. En este caso, chinos. Estaba cantado que quien tiene el mando lo quiere absoluto y si el poder corrompe el absoluto, más. Se firmó la tregua, lo dije que era por Kangin Lee, pero no había terminado la guerra. Y ahora, tampoco. Lim quiere ir de victoria en victoria y Mateu y Marcelino, hasta la derrota final. La obsesión del binomio Lim- Mendes es convertir el Valencia en un chiringuito aunque llevan años consiguiéndolo. No habría un solo dirigente futbolístico, que tras llevar al equipo por segundo año consecutivo a la Liga de Campeones, a las semifinales de la Liga Europa y a la conquista de la Copa del Rey, cometiera el error de poner en duda la buena administración de las oficinas y el vestuario.

Mateu Alemany y Marcelino han llevado al Valencia a logros que estaban casi olvidados. Lim está a otra labor. Y todo porque hubo un presidente nefasto, Amadeo Salvo, que prefirió a Lim antes que a Wang Jianlin (Wanda) y así les ha ido al Valencia y a Atlético de Madrid.

El Valencia ha vendido a Rodrigo y si alguien asoma por la ventanilla para llevarse a Parejo le pondrían precio y aquí paz y después gloria en las cuentas de Lim y Mendes. Dio la impresión de que el dueño quería poner al Valencia en los lugares que prometió cuando llegó y por ello fichó a Maxi Gómez. A cambio salió Santi Mina. El club se descargó de Lato y lo suple con un cedido, un suplente del Villarreal, Jaume Costa, profesional muy estimable que ha rendido en Primera varios años con pulcritud, pero un club que quiere ser grande no se aviene a pactos de este calibre. Da la sensación de que el grande es el Villarreal. Probablemente, mejor le habría nido al Valencia de haber conseguido que Juan Roig apoyara a su hermano Fernando por el mando de Mestalla. Otra cosa sería el Villarreal, claro está.

Mateu y Marcelino están sentenciados. De momento continúan en el club porque hay cláusulas en sus contratos que les obliga a la permanencia. Otra cosa será la próxima temporada. Ambos están más emplazados que Fernando IV de Castilla. Mientras continúen en el club tendrán que resistir intentos varios de destronamiento que en realidad ya no hacen falta porque han perdido el poder. De ahora en adelante tendrán que soportar las injerencias de quien fichó a una serie de inútiles que cargaron sobre la sociedad perdidas económicas importantes. Pero eso sí, el señor Mendes hizo sus correspondientes agostos.

El problema no es solo que se ficha sin el visto bueno del entrenador y consecuentemente de las necesidades de la plantilla. Lo peor es el estado de inseguridad que se respira en la entidad. Nadie puede programar a medio o largo plazo. El futuro es más oscuro e incierto que el reinado de Witiza. Lim ha conseguido llevar al club a la inestabilidad. Ahora cabría preguntarse qué Neville tiene preparado para echar a Marcelino si vienen mal dadas. Seguro que Mendes lo tiene en su agenda.

Posdata. ¿Qué dirá Bankia de los dineros de las ventas de las parcelas del Estadio de Mestalla? Querrá cobrar como está estipulado. El Nou Mestalla ad calendas graecas.

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