En el entusiasmo con el que Dani Parejo celebró sus dos tantos de penalti en la tercera jornada de Liga, para derrumbar al dignísimo Mallorca, había una reveladora verdad: el capitán recordaba que las alegrías deben ser festejadas y que el valencianismo, tras su surrealista verano cainita, debía sonreír. Con dos penaltis sacados de la pillería canchera de Francis Coquelin, el conjunto de Marcelino sumó su primera victoria del campeonato y se va al parón descargado de ansiedad. Era crucial vencer, sin tarjetas ni goles encajados, antes de visitar de forma seguida el Camp Nou y Stamford Bridge. El técnico asturiano acabó alineando en los últimos minutos a Kang In Lee, con Gonçalo Guedes en punta. Un guiño hacia Singapur, una fotografía de un futuro sin Rodrigo, una invitación a fumar la pipa de la paz.

No fue una tarde sencilla en Mestalla. Los valencianistas salieron no solo ilesos sino además vencedor de una primera en la que siempre estuvo a merced de un Mallorca serio, despierto y dominador. En 20 minutos, los jugadores de Vicent Moreno habían chocado con dos balones al poste, con Budimir y Lago Junior, y Cillessen y Garay habían evitado que los 40.441 espectadores que asistieron al horno a cielo abierto de Mestalla pasasen de los murmullos de nervios a una bronca mayor. El Mallorca se movía como aquel primer Valencia recordado de Marcelino. Agresivo en la presión, hábil en la recuperación tras pérdida y con ideas muy concretas en los últimos 30 metros. Salva Sevilla, el veterano centrocampista que aceptó la llamada de los bermellones en Segunda B para volver en dos años a la élite, conducía con elegancia y veía la carrera en solitario de Joan Sastre.

Hubo momentos en los que el Valencia parecía rehacerse, ganando yardas por la banda en las que caían Gameiro y Rodrigo. Se acumulaban efectivos pero sin remate. Fue Parejo, con un preciso golpeo que rozó la cruceta, el primer valencianista que se propuso finalizar jugadas. Los chispazos de calidad parecían la única manera con la que el Valencia podía superar la organización colectiva del Mallorca. En el 43 Coquelin entró en el área con una de sus especialidades, esas exhalaciones de ninja, y fue arrollado por un central rival. Parejo definió con un golpeo más potente de lo habitual, no era ni mucho menos una tarde para sutilezas.

El alivio del gol, el reposo en la sombra de los vestuarios al descanso, mostraron a un Valencia distinto en la segunda parte. Los blanquinegros volvieron al campo más alegres e inspirados. A los dos minutos Reina salvaba una clara ocasión de Ferran Torres. El extremo de Foios, habilitado por un inteligente movimiento de Rodrigo, se plantó ante el encuentro con un magnífico control orientado. El Valencia ya se había asentado definitivamente en el encuentro, más tranquilo, más dominador, y sentenció el partido con otra acción con Coquelin como actor sorpresivo. Un cabezazo del centrocampista francés, tras saque de esquina, fue rechazado por Lago Junior con el brazo abierto. Parejo de nuevo ejecutó con maestría, sonrió, recordó al estadio que hay que quererse un poco más. Con la inmensidad arquitectónica vertical de Mestalla tapando el sol, sin tanto bochorno ambiental y con 2-0 en el mercador, Mestalla disfrutó de media hora de fútbol relajada. Salió Maxi, Rodrigo se marchó sin gestos aparentes de despedida, pero los vítores llegaron con la entrada de Kang In Lee, en el minuto 82, quizá demasiado tarde. Con la primera victoria en el zurrón, la última jornada de ese thriller que es el mercado de fichajes se afrontará sin tanta ansia.