Los principales ejecutivos del Valencia CF se han tomado unos días de vacaciones aprovechando que la Liga ha parado por los partidos de las selecciones internacionales y después de lo intensas que han sido, a todos los niveles, las últimas semanas del cierre de mercado de verano, con el caso Rodrigo coleando de manera surrealista hasta el tramo final, y la necesidad de tener que fichar un lateral derecho contra el reloj ante la inesperada y grave lesión del italiano Cristiano Piccini.

Pero más allá del caso Rodrigo, el verano en el Valencia CF ha venido marcado fundamentalmente por el cambio en el modelo de gestión decidido de manera unilateral por Peter Lim, y las consecuencias que ha tenido en la planificación deportiva y en la estructura del club hasta el punto que fue necesaria una reunión de urgencia en Singapur entre el propietario Peter Lim y el director general Mateu Alemany para que quedaran definidos los nuevos roles y poderes en materia de fichajes. De aquella reunión de principios de agosto parecía salir una tregua entre las partes al menos hasta que terminara el mercado, pero todo volvió a explotar de nuevo cuando Lim pactó la venta de Rodrigo al Atlético de Madrid por sesenta millones de euros sin que el director general y el entrenador supieran nada. El traspaso no se hizo porque el Atlético no fue capaz de afrontar el pago al que se había comprometido, pero la herida en el seno del club quedó de nuevo abierta como puso de manifiesto varias veces el entrenador.

En este mes de septiembre está previsto que Mateu Alemany hable también en rueda de prensa para repasar el cierre de mercado y los diferentes temas de actualidad, pero sobre la mesa el club tiene algunos asuntos importantes que debe afrontar. Tal vez lo primero sea definir de manera exacta los nuevos roles, es decir, si se mantiene de manera indefinida el modelo de gestión implantado este verano por Peter Lim, ese según el cual el propietario tiene la potestad de fichar o de «tumbar» operaciones al director general, como ha sido el ejemplo de Rafinha, y en caso de ser así qué pasará con Mateu Alemany, porque el director general del club de Mestalla termina contrato en junio del año que viene. Que su figura es clave en la gestión diaria del club no se discute, pero está por ver qué decisión tomará él. En la misma situación se encuentra el entrenador Marcelino García Toral, que también termina contrato en junio de 2020.

Pero si importante para el club es la continuidad de Alemany y de Marcelino, no menos es que el nuevo modelo quede claro cuanto antes y se ponga en marcha porque el Valencia CF tiene algunas situaciones que ha de afrontar cuanto antes. Si no lo hace, puede empezar a meterse en terreno peligroso. Se trata de Carlos Soler y Ferran Torres. Los dos futbolistas terminan contrato en 2021, y desde el punto de vista de una renovación de este tipo, llegar al mes de enero sin haber avanzado significativamente en la ampliación de contrato, puede ser peligroso. En cuanto a la renovación de contrato de Soler, el pasado mes de Marzo este periódico ya se hacía eco de que Mateu Alemany había dado los primeros pasos con la intención de que la ampliación de contrato no se dilatase en el tiempo sabedor que empieza a correr en contra del club. A tal efecto, el mes de septiembre es clave en este sentido. Lo cierto es que dado el convulso verano que ha vivido la entidad, no ha habido ningún avance significativo en este sentido. Con Ferran, no ha habido contacto alguno pero la situación es la misma, el Valencia CF tiene que avanzar de manera decisiva en los próximos meses, y en el caso del canterano, hacer una apuesta firme por él, como hizo en su momento con Carlos Soler.

Se trata de dos futbolistas muy cotizados en estos momentos y con posibilidades reales de revalorizarse más si cabe ya que el Valencia CF disputa esta temporada Liga de Campeones, si bien, desde el punto de vista de la cláusula de rescisión los dos están muy atados ya que la de Ferran es de cien millones de euros y la de Carlos Soler de 80. En cualquier caso, los dirigentes del club de Mestalla se tienen que poner manos a la obra cuanto antes. Conviene matizar que en el caso de futbolistas como Ferran y Soler, las renovaciones suelen afrontarse con tiempo, para que el club esté protegido porque en la medida en que le queden menos temporadas de contrato, es más apetecible para otros clubes. Si se trata de futbolistas más veteranos, como el caso de Garay, la estrategia es diferente y se puede apurar más en los tiempos.