La destitución de Marcelino García Toral sorprende dentro y fuera de las fronteras del Valencia CF. Una amplia mayoría de aficionados y personas vinculadas al mundo del fútbol no encuentran razones lógicas en la salida forzosa de un técnico que, a la postre, fue parte esencial en dos clasificaciones consecutivas para la Champions League y en la conquista de un título para la entidad tras 11 años de sequía. Esta no ha sido la primera vez que un entrenador sale del Valencia después de un éxito deportivo, pero sí la más insólita en tiempo y forma. Finalizado el mercado, en los últimos días de un parón de dos semanas, a poco más de 72 horas de viajar al Camp Nou y con la única excusa sobre el césped de una derrota en las tres primeras jornadas de la Liga.

El nuevo míster del Valencia, Albert Celades, recordaba en su presentación una máxima de los banquillos que con Marcelino no se ha cumplido. «A los entrenadores nos salvan los resultados». Para Peter Lim, máximo accionista, los objetivos logrados han pesado mucho menos que las discrepancias en materia de fichajes, ventas y modelo deportivo. El ya ex técnico blanquinegro se va con un 50% de victorias después de 110 partidos y, sobre todo, con el mérito de haber levantado a un equipo que había encadenado dos de sus peores cinco temporadas ligueras.

La inestabilidad está adherida de modo cíclico al Valencia. En el pasado aparecen nombres de entrenadores, como los de Rafa Benítez y Claudio Ranieri, cuyo adiós dejó tanta huella como lamento entre la afición. Más indiferencia, a pesar de tres clasificaciones para la Liga de Campeones, generó la no renovación del contrato de Unai Emery en 2012. Ranieri, el 'general romano' que fichó Paco Roig, prefirió irse al Atlético y desechar la propuesta para seguir en un Valencia al que había reconstruido con el colofón de la Copa del 99 y la primera clasificación para la Champions. Lo sucedido con Benítez guarda alguna similitud más con el caso Marcelino. El madrileño, protagonista de una etapa de gloria con dos Ligas y una UEFA en tres campañas, rompió a llorar mientras se despedía. El Liverpool, al que pronto haría campeón de Europa, le abrió la puerta una vez que las negociaciones para ampliar un contrato que acababa en 2005 no cristalizaron por motivos económicos y deportivos. En conflicto con Llorente y García Pitarch, Benítez pretendía más relevancia en los fichajes.

Balmanya y Scopelli, en los 60

A principios de los 80, años complicados para el club, Di Stéfano y Pasieguito no continuaron al frente del equipo, a pesar de los títulos de la Recopa y la Supercopa europea, respectivamente. Unos años atrás, las discretas clasificaciones en la Liga contribuyeron a que el paso por el Valencia de los técnicos de los éxitos en las Copas de Ferias (62 y 63), Balmanya y Scopelli, no tuviera un largo recorrido. A mediados de los años 50, el club y Jacinto Quincoces acordaron poner fin a un ciclo de seis años en los que se levantaron dos Copas y se disputó también la final del 52.

Peter Lim ya empezó a finales de 2014 su andadura en el club despidiendo, contra lo pactado, a Juan Antonio Pizzi. Y en noviembre de 1996 el cruce de declaraciones entre Roig, Molina y Luis Aragonés terminó con la dimisión del técnico que cultivó el gen ganador.

No obstante, para dar con salidas tan estrambóticas como la de Marcelino debe retrocederse a los años 40. Ramón Encinas, el míster de los primeros títulos -Copa de 1941 y la Liga de 1942-, se presentó un día de verano en casa de Luis Casanova para decirle que se iba. Todo parecía perfecto, pero de puertas para adentro Mundo, el goleador indomable, le había agredido ante los ojos de los compañeros. El conflicto con la estrella precipitó el adiós.

En 1948 los enfrentamientos con afición y periodistas -pelea incluida en la calle- sacaron al autoritario Pasarín del Valencia, donde ganó la Liga del 47 y quedó segundo en 1948. El sustituto, Quincoces, a diferencia de Albert Celades, sí pudo empezar de cero.