El técnico Marcelino García Toral ha sido destituido este miércoles como entrenador del Valencia CF, un equipo que encontró a la deriva y al que en dos años puso a navegar a toda vela, aunque sin poder evitar el naufragio final en forma de despedida con el que se ha cerrado su etapa en Mestalla.

Dos cuartos puestos en Liga y el consiguiente acceso a la Liga de Campeones, además de un título de Copa del Rey se han convertido en uno de los mejores bagajes de un técnico en el Valencia reciente.

Las discrepancias del propietario del club, Peter Lim, con el director general del club, Mateu Alemany, y con Marcelino que se conocieron en el mes de julio abrieron una crisis cerrada entonces en falso y que se interpreta como precedente de la decisión adoptada por la propiedad.

A pesar de que el Valencia podía haber empezado mejor la Liga, la determinación coincide con uno de los mejores momentos deportivos de los últimos años, ya que la temporada 2018-2019 ha sido la más brillante de la historia reciente del club y ha coincidido con la celebración del centenario de su fundación.

Marcelino abandona Mestalla al no contar con la confianza de Peter Lim, pero tras haber contado con el respaldo de Alemany, la plantilla y la afición valencianista.

Los números reflejan la trayectoria del entrenador asturiano en el Valencia, equipo al que ha dirigido 110 partidos en el conjunto de todas las competiciones, 46 en la primera campaña, 61 en el pasada y tres en la actual.

De esos 110 encuentros, el equipo ha ganado 55, exactamente la mitad, con veintinueve empates y veintiséis derrotas en los que ha marcado 168 tantos, poco más de 1,5 por partido, y ha recibido 107, algo menos de uno por encuentro.

Al margen de las cifras, Marcelino consiguió desde el principio conformar un equipo a su medida, ya que muy pronto se marcharon los futbolistas que no le interesaban, al tiempo que fueron fichados varios de los que pretendía.

Esta tendencia le hizo empezar con brillantez su primera campaña en el club, con un récord de ocho victorias seguidas al comienzo de la Liga 2017-2018, en un momento en el que su opinión y deseos sobre las incorporación y salidas de jugadores no pareció despertar las suspicacias que finalmente han provocado su despedida.

La segunda campaña, con un equipo todavía más adaptado a sus conceptos, mejoró a la primera con el cuatro puesto en la Liga, las semifinales de la Liga Europa y el título copero logrado hace menos de cuatro meses.

Ese ha sido el tiempo que ha pasado entre la última explosión de felicidad del valencianismo y la decepción que ha supuesto la destitución de un técnico en el que confiaba la mayor parte del valencianismo, aunque en ese grupo no se incluía el propietario.

Marcelino ha vivido su momento más brillante como entrenador profesional de fútbol en Valencia, tras haber dirigido a Sporting de Gijón, Recreativo de Huelva, Racing de Santander, Zaragoza, Sevilla y Villarreal.

Precisamente en Villarreal vivió en el verano de 2016 una situación con ciertas similitudes con la actual, pues fue despedido en agosto tras haber llegado en la campaña anterior a las semifinales de la Liga Europa y con el equipo clasificado para la eliminatoria previa de la Liga de Campeones.

El Valencia se queda ahora sin un entrenador que había conseguido revertir la complicada dinámica de los años precedentes, marcados por malas clasificaciones en la Liga (dos duodécimos puestos en 2016 y 2017), ausencias en las competiciones europeas y un rosario de entrenadores de paso por su banquillo.

Marcelino ha sido algo más que un entrenador en el Valencia, sus criterios han pesado más de lo habitual a la hora de conformar la plantilla, pero haber asentado ese perfil ha contribuido en gran medida al cierre de su etapa en Mestalla, aunque los motivos últimos de su destitución solo los conoce el propietario Peter Lim.