Siempre que el Valencia ha escrito grandes capítulos europeos, ha exhibido las furtivas virtudes que no tuvo anoche en Mestalla. El batacazo ante el Ajax es aparatoso y exagerado a todas luces, el penalti a las nubes de Parejo, los postes y Onana serán razones que ayuden a conciliar el sueño blanquinegro, tan cierto como que la Champions es un torneo breve que castiga la inocencia, la que mostraron los jugadores de Celades (8 faltas frente a 22 y un sinfín de llegadas sin éxito) ante un Ajax a la aventura en ambas áreas. La victoria del Chelsea en Francia aumenta el sabor a oportunidad perdida. Una lección antes del doble duelo ante el Lille.

En el previsible mar abierto en el que se iba a mover el partido, la efectividad iba a decidir un duelo muy condicionado al azar, a la pizca de colmillo y calidad. El balón lo iba a querer el Ajax, pero nunca para emplearlo con una posesión ampulosa, sino atacando de manera muy rítmica, intercambiando posiciones, con la innata alegría que resiste a modas tácticas e inversores exóticos. Los «ajacied» aceptan un riesgo que el Valencia sabría disfrutar, con velocidad y unos contragolpes que a integrantes del banquillo holandés, como Michael Reiziger, les despertaban estigmas de juventud, de murciélagos y «Piojos». Ese intercambio no se perturbó ni con los goles. Hakim Ziyech, uno de los talentos que ha resistido a la venta de estrellas a la que se ha sometido al club de Amsterdam, sacaba su temida zurda para batir a un confiado Cillessen con una «folha seca» al palo largo. Era el minuto 8, pero Mestalla no se descompuso porque el Valencia tenía una pasmosa facilidad para rebasar la resistencia holandesa por los costados. Ferran abrumaba a Tagliafico y Costa desdoblaba en superioridad a Guedes.

El secreto estaba en las bandas. Costa asistía a Guedes que sufrió el hachazo de un nerviosísimo Veltman. Todo un especialista como Daniel Parejo Muñoz mandó el penalti a la grada de Sillas Gol con un golpeo alto que extrañó al propio capitán, que miraba al césped buscando explicaciones. El nuevo revés no hundió la confianza de los locales. Rodrigo lanzaba contras, como la propuesta a Maxi Gómez, ya rebasada la media hora. El uruguayo tuvo tiempo y metros suficientes para armar el disparo o devolvérsela a Rodrigo. Escogió chutar por el primer palo, bien cubierto por un Onana que empezaba su festival bajo palos. Y entonces el Ajax golpeaba por segunda vez, en una acción de rebotes y falta de contundencia de Paulista y Wass, Promes se encontraba un balón de oro que no desperdició. La incredulidad no se quedó en el 0-2, ya que en el 38 Rodrigo mandaba al poste un centro al primer palo de Ferran, y tras el descanso Onana reaccionaba a otro disparo del extremo foiero.

No quedaba otra que redoblar el desafío, seguir atacando y exponerse a las réplicas neerlandesas. En una sustitución poco popular, Celades retiraba a una garantía de remate como Maxi Gómez para agitar el árbol con Kang In Lee y mandar a Guedes arriba, donde más sonríe. En esa ruleta rusa, Van de Beek aprovechaba un gran pase de Tadic y colocaba el exagerado 0-3. Mestalla, escéptico ante el final de la velada, aplaudió a Ziyech en su sustitución.