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La batisfera

La batisfera

Una batisfera es una esfera sellada, de acero, con un cristal reforzado a modo de mirilla. La batisfera está conectada con la vida a través de un hilo de funcionalidad umbilical, que en dependencia de una nave nodriza la hace descender y ascender. Sus inventores, Beebe y Barton, son a su vez los defensores desde 1934 del récord de profundidad marina, con 908,4 metros. Intentar sumergirse más allá hace inviable, por el aumento del peso, el control del cable. La batisfera quedaría perdida a su suerte.

Siempre me imagino dentro de la batisfera a corajudos marineros en blanco y negro, asomando los ojos de entre el acero, determinados al más difícil todavía. Tan a salvo dentro de la cáscara, tan expuestos.

Cambio de registro. Habla Celades de la evidente diferencia entre la dirigencia y la afición. Conmueve la capacidad del entrenador para referirse con simplicidad de los grandes problemas. Entre tanto, el gobierno del club decide aislar Paterna. El muro de Koeman, símbolo del aislamiento arquitectónico, hoy ya solo sería una pequeña anécdota espacial. El debate sobrepasa al Valencia y a esta pulsión protectora. En todas partes se impone una reformulación de las relaciones entre clubes y entorno. La pregunta debe ser más interna que externa, sobre si conviene, si le conviene al Valencia querer replegarse cuando sus necesidades estratégicas pasan por mejorar su músculo social.

En paralelo, amortizado Alemany, la institución se ha quedado sin voz. Nadie que resulte creíble, que explique (o, dado el caso, improvise) un plan. Cuando no eres capaz de ejercer la portavocía de tu propia institución normalmente provocas que sean los demás los que piloten el mensaje.

Esta fase bloqueo supone por parte de los Lim la asunción de que aquello que rodea el club es problemático para el club. El lanzamiento de un fanzine internacional sobre la actualidad del Valencia, hecho desde Singapur con control oficialista, es un ligero símbolo de la cerrazón.

Imagino a la corte de Lim, al mismo propietario, metidos en la batisfera, acorazados mientras se sumergen en la aventura final. Al margen de lo insalubre de la situación, su lectura privada no puede ser más errática. Buscando protegerse, se rinden. Han optado por lo simple, lo cual lo hace todo un poco más difícil. Encerrados, aislados, olvidan que siguen dependiendo umbilicalmente de un barco sin control.

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