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Una liga de las de antes

Una liga de las de antes

Con su brillante remontada en Cornellà del pasado sábado, el Valencia redujo diferencias respecto a Madrid y Barça, líderes en Primera con un enfrentamiento entre ambos pendiente -en principio- para el próximo 18 de diciembre. Gracias al testarazo providencial de Maxi Gómez (otro acierto de Mateu Alemany), el equipo que dirige Albert Celades, noveno en la clasificación antes de los partidos del domingo, se colocaba a tan solo 5 puntos de las dos grandes súper potencias de LaLiga. Cinco puntos entre el líder y el noveno. Una distancia exigua que, en otras circunstancias, nos invitaría a soñar.

Es cierto que ese Barça-Madrid aplazado podría haber aumentado el margen a 8 puntos en caso de victoria de uno de los dos pero, incluso en ese caso hipotético, no está siendo una de esas temporadas que terminan en febrero para 18 de los 20 equipos de Primera. ¿Saben las veces que, en las últimas dos décadas, ha habido una diferencia de 8 puntos entre el primero y el noveno en la jornada 12? Cuatro. Tres de ellas entre 1999 y 2002, antes de la modificación del reparto televisivo y el desembarco de Messi y Cristiano entre nosotros.

Un tiro en el pie nunca es deseable ni oportuno pero, analizando la trayectoria errática de Madrid y Barça -ya han dejado escapar 22 puntos entre ambos-, Meriton ha elegido el peor momento para hacerse el harakiri societario con el cese de Marcelino García Toral y, sobre todo, la inexplicable e inexplicada pérdida de poder de Mateu Alemany que, más pronto que tarde, desembocará en su salida de la entidad. Dotando de estabilidad al proyecto que volvió a hacer del Valencia un equipo campeón y uno de los favoritos para meterse en la fase de grupos de la Champions League, el entorno estaría ahora mismo haciendo cábalas respecto al puntaje necesario para levantar la séptima Liga.

Esa motivación entre el respetable, ingrediente esencial para mover montañas y hundir transatlánticos en este negocio, ha desaparecido casi por completo por obra y gracia de Lim, Murthy y compañía. Celades, un tipo honrado y -aparentemente- sin dobleces, pedía el sábado tras la victoria en Cornellà que Mestalla tenga el ambiente adecuado para ayudar al equipo en el partido de mañana contra el Lille. Albert no puede quejarse. Para la que está cayendo, la afición sigue acudiendo al estadio y remando más de lo que se merece el consejo de administración de la SAD. Meriton ha cercenado las ilusiones de todos sin mediar una puñetera explicación. Guste o no, esta Liga podía haber sido nuestra. Haciendo bien las cosas, con sentido común y sin celos absurdos, el Valencia tenía proyecto para ello.

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