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La oportunidad perdida

La oportunidad perdida

La Supercopa de España, la competición decadente que Rubiales ha reflotado consiguiendo que ya solo pueda verse en clandestino, es de esas pocas cosas en la vida que te ofrece multitud de oportunidades abiertas. Abiertas, claro, para renunciar.

Ya sea por razones éticas que incomoden la participación, dado ese blanqueamiento a conveniencia. O por alterar la competición, cambiando las condiciones sobre la marcha, proponiendo un juego sin reglas (igual, en la tarde desértica, se decantan porque gane quien más menciones en Twitter tenga por parte del pueblo saudí). O tal vez por ese reparto disparatado de ganancias con el cual quien no obtuvo el plácet inicial para jugar la Supercopa tiene de entrada mayor recompensa que quien deportivamente sí lo consiguió. O, ya puestos, debería incomodar participar aunque solo fuera por aislar a las aficiones locales en un extraño ejercicio por el cual se habla de aumentar la proyección del torneo al tiempo que se prescinde de los socios de los equipos y se certifica el apagón televisivo.

La hipocresía comienza a partir de ahí. Cuando agentes televisivos, tertulianos o transeúntes hacen pasar por protesta humanitaria una simple lucha por el pastel televisivo. Quienes no tendrán ningún reparo ético en cubrir Qatar 2022 pero sí ondean la bandera de los valores ante un trance pequeño. O el rasero extraño de quienes se arriman a la causa tan solo para arrear a sus enemigos, Tebasanos Versus Rubialistas, Miami frente a Yeda. Una patochada en formato risk.

Todo sugiere el mismo destino: ¿y si el Valencia se hubiera plantado? Las razones, esta vez, están de su lado. Una de esas pocas ocasiones para retirarse a tiempo. Los épicos sostienen que la mejor manera de rebelarse es ir y ganar. Ganar€ ¿qué? El sistema semicerrado por el cual quien participa es quien genera, bajo la máxima complaciente de que obtienen más porque producen más. Conduce a legitimar una alteración estratégica de las normas competitivas.

Una de esas pocas ocasiones en las que perder, apartarse, te aporta una consideración mucho más grande que seguir adelante.

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