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Dieta astringente

Dieta astringente

Sin perder de vista la sagacidad de Celades para cambiar a 4-3-3 cuando el equipo pedía auxilio a la media hora de partido, y reconociendo la enésima demostración de carácter guerrero e implicación a cargo de los jugadores del Valencia, el partido contra el Villarreal desnuda una realidad preocupante: el estado físico de la plantilla.

De los ocho lesionados actuales, seis presentan dolencias musculares de diversa índole. Solo Piccini y Guedes están fuera por cuestiones traumáticas. En la carrera de periodismo no existe la asignatura de medicina, pero sí nos enseñan a buscar y contrastar informaciones, extraer conclusiones y, por supuesto, opinar. En base a estas tres premisas, es evidente que, como ya ha sucedido en otras temporadas, a los futbolistas les está pasando factura la intensidad competitiva de la Champions League y, muy importante, el cambio de preparación física derivado del cese de Marcelino García Toral y la llegada del nuevo cuerpo técnico. Así lo confirman diferentes especialistas en la materia consultados al respecto.

En situaciones similares, recuerdo comparecencias públicas del responsable físico de turno para dar explicaciones sin límite de tiempo ni de preguntas por medio de comunicación. En el Valencia se ha hecho más de una vez. Eran otros tiempos, eso sí. No esperen ejercicio alguno de transparencia ni reconocimiento de errores en nada que tenga que ver con los señores de Meriton. Nos seguiremos conformando con el clásico «pendiente de evolución» y a otra cosa. El problema es que en algunos casos -Guedes, por ejemplo- llevamos esperando la evolución desde mediados de octubre.

Más grave incluso que la forma de (in)comunicar las lesiones, el tremendo caos médico en el club. El doctor López Mateu, recomendado por José Luis Zaragosí, firmante de la venta del Valencia y futuro consejero, sigue sin poder pisar el vestuario de la primera plantilla y la confianza de los jugadores, como ha evidenciado el caso Garay, está a 800 kilómetros de distancia, en la consulta de Antonio Maestro.

Las preocupaciones de Anil Murthy y su nuevo jefe de estrategias de comunicación, en cambio, deben ser otras, mucho más mundanas. Ejercer la portavocía para salir por la tele, aunque sea balbuceando, y asegurarse un sueldo astronómico sí son cuestiones que tienen controladas. Pensar en lo que realmente necesita la SAD lo dejamos ya para otros. Ahí tienen el ejemplo del esperpento del sábado con Mendieta en el centro del campo. La explicación oficial del club es que la marca en cuestión tiene la culpa por contratar a Gaizka. Solo nos falta que un día venga una empresa láctea a montar otro numerito en el descanso y sus vacas u ovejas defequen sobre el césped de Mestalla. La responsabilidad, obviamente, también será del anunciante por no proporcionar dieta astringente a los animalitos la noche en cuestión. Es lo que hay.

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