Ferran tiene fútbol y tiene palabra. El pasado 29 de julio, un par de días después de proclamarse campeón de Europa Sub-19, el extremo ponía sobre la mesa sus intenciones para la temporada 19/20: «Llegó lleno de confianza, con buen ritmo y voy a luchar por tener un sitio, por hacerme titular en el Valencia CF». Todo un desafío teniendo en cuenta la competencia en la posición y la exigencia del club, campeón de Copa del Rey, nivel Champions. Entonces, los dos goles en la final ante Portugal tenían un valor relativo y Marcelino estaba empeñado en Rafinha. Aunque son futbolistas distintos, la apuesta hubiera enrevesado el contexto.

Ferran era consciente del escenario que afrontaba, pero -a unas pocas horas de incorporarse a la pretemporada- se sentía fuerte y desparramaba ambición. «Ha sido una oportunidad para demostrar a tu club y a otros clubes que estás aquí, que eres un futbolistas importante», insistió recién aterrizado de Armenia.

El sábado, 30 de noviembre, firmó su tercer gol en los últimos cinco partidos. Éste fue determinante para ganar al Villarreal. Como sucedió ante el Granada, se levantó el escudo de la camiseta y lo volvió a señalar. «¡Yo, aquí!» fue el grito que completó la celebración. No fue postureo. Ferran sigue insistiendo en sus ganas de triunfar en el Valencia. El mensaje... para quien corresponda.

Ahora, todo parece muy evidente, pero hace cuatro meses no lo era tanto. Un sector de la crítica dudaba de sus condiciones y otro prefería mirar hacia otro lado. El discurso del futbolista, sin embargo, tenía profundidad. Sus palabras pasaron inadvertidas, cuando lo que buscaba era marcarse un 'aquí estoy yo' de manual. Ferran comenzó el curso con el propósito de conquistar un rol importante dentro del equipo y lo ha conseguido o -mejor dicho- lo está consiguiendo a base de trabajo, de actuaciones sólidas en escenarios grandes, con goles en partidos importantes.

Hambre por triunfar en casa

Son hechos. Ante el Villarreal, el zarpazo se tradujo en el 2-1, en tres puntos que suman más allá de la clasificación tras el desgaste físico y emocional experimentado ante el Chelsea. Ferran, 19 años, ha tirado de motivación y confianza propia hasta disfrutar de este momento de explosión y conexión con Mestalla. Su familia y su círculo de confianza son fundamentales en el proceso. Nada ha sido fácil, al contrario, también ha habido sufrimiento. Momentos que han reciclado para crecer.

El físico, la potencia en carrera, el gol, la naturaleza de extremo que le lleva al regate y al centro... Esas cualidades estaban latentes. El salto de Ferran está en su mentalidad: más agresivo, más seguro, más consciente de sus condiciones por encima de la media. Ha dado un paso al frente para asumir responsabilidades que no le corresponden por su estatus en la línea de liderazgo. Celades ha sabido leer y aprovechar el momento dándole continuidad. Ahora, Ferran es mucho más que aquella promesa del 28 de julio.