En un grupo complicado, el Valencia CF llegó vivo al último partido y, tras un encuentro disputadísimo, el Valencia ganó en base a estas situaciones:
Inicio dinámico
El Valencia CF presentaba prácticamente el equipo base de las últimas jornadas, tan sólo cambiaba la situación de Diakhaby por Garay y Jaume por Cillessen. En la primera parte, el partido fue un toma y daca. El Ajax intentaba tener más la posesión, pero el Valencia CF estaba muy seguro atrás y con su contraataque trataba de aprovechar las debilidades ofensivas holandesas. El Ajax combinaba bien en espacios reducidos, pero no creaba ocasiones claras de peligro.
Tres latigazos
El balón era del Ajax, pero era el Valencia CF el que creaba más peligro. Rodrigo, de cabeza, tras una prolongación de Paulista, apunto estuvo de inaugurar el marcador. Situación que si logró tras un buen pase de Ferran, que controló con la izquierda y con la derecha batió al meta holandés. El tercer latigazo también fue de Rodrigo, que tras pase de Gameiro, regateaba con la zurda al defensa y con la derecha chutaba al marco holandés, pero Onana la pudo despejar con el pie.
Asedio holandés
La segunda parte se inició como se preveía, con un Ajax volcado sobre el área valencianista. Un Ajax al que la ansiedad y la presión le fue mermando en la claridad de ideas. El Valencia CF se defendía con mucho orden, con mucha inteligencia, con mucha entrega, como si fueran 11 auténticos guerreros. Sabía lo que se jugaban y lo dejaron todo en el campo. Tuvo que soportar, además, la expulsión de Gabriel a punto de finalizar el tiempo de descuento, pero el pitido final sonó a gloria con un partido lleno de oficio de los jugadores de Celades.
Jaume y Rodrigo
Además del buen tono general de todos los jugadores del Valencia CF, destacamos la actuación de Jaume, acostumbrado a estar en la sombra, pero que cuando aparece lo hace todo a la perfección. Y Rodrigo, que al final aparece en los partidos importantes y con sus asistencias y sus goles fue una pieza determinante para la victoria valencianista. El hispano-brasileño está en plenitud de forma.
