El Valencia ha dado un paso de gigante hacia Europa después de derrotar al Eibar en un partido, como no puede ser de otra forma con el bloque de José Luis Mendilibar enfrente, que requirió paciencia, mucho trabajo, atención a los detalles, una dosis de sufrimiento y la eficacia, factor que se multiplica con Maxi Gómez de vuelta tras su lesión. Un cabezazo en la primera parte del delantero uruguayo, constante fastidio defensivo, fue suficiente para sumar tres puntos. El ariete uruguayo suma siete puntos. En un equipo que gravita en torno a la jerarquía de Parejo y Rodrigo, y en la contundencia de los centrales, el aporte rematador de Maxi Gómez es una garantía para desatascar partidos tan enredados como el propuesto por el Eibar, que llevaba desde 2015 sin perder en Mestalla.

El Eibar fue el rival esperado. Con descaro en la presión, valiente, con la idéntica organización con la que llevaba sembrando tres años de pesadillas en Mestalla. El Valencia no se impacientó, ni abusó del pelotazo arriba para salvar la trinchera armera y que Maxi Gómez, de regreso, la bajase con el pecho. Parejo, siempre Parejo, fue la llave para desbloquear entre líneas, con esos pases tan suyos de riesgo vertiginoso, la vigilancia adelantada del Eibar. Traspasada esa frontera, el juego fluía. Rodrigo se ofrecía para oxigenar la superioridad por banda valencianista. Ferran cabalgaba desbocado y Gayà medía centros enroscados.

En manga corta, Mendilibar danzaba por el área técnica intentando recordar cuál fue la última vez que se sintió incómodo en Mestalla. A diferencia de los duelos que precedieron, el Valencia sorprendió con un despliegue más coral, cómodo en la posesión, no solo con impulsos reactivos y sin tanta necesidad de vivir del error del contrario. Probablemente, también contribuyeron las ausencias en el doble pivote del Eibar de Escalante y Diop. En apariencia era un contrincante sin tanta intimidación. Ferran bajó en el minuto 6 un rechace manso de los centrales y embocó cruzado, muy cerca del palo.

A pesar del dominio local, el Eibar se mantenía despierto sobre todo con Inui. El aleteo del japonés, a pierna cambiada, dificultaba la defensa como lateral de Daniel Wass, y buscó el palo lejano de Jaume, de nuevo titular pese a la vuelta de Cillessen.

El regreso trascendente era el de Maxi Gómez, que exhibió amplitud de virtudes, no solo las del nueve batallador que se le presupone. Sin duda, sus prestaciones mejoran con los desmarques, pases y movimientos escapistas, casi de Harry Houdini, de Rodrigo Moreno. Un ligero fuera de juego anuló el primer tanto de Maxi. Más tarde el uruguayo combinó en pared con Rodrigo, que por menos de un palmo en la luminosa matinal no llegó a empujar a gol. En una acción de tiralíneas, en el 27, Wass colocaba un pase exquisito a la cabeza de Maxi. El atacante sanducero martilleó fuerte, picado, imposible para Dmitrovic.

Bien por relajación o por interpretar que era mejor entregar la pelota al Eibar y formar el contragolpe, el Valencia se replegó en exceso y los eibarreses, con excelentes pateadores como Pedro Léon e Inui, asediaron a Jaume antes del descanso. El meta de Almenara sufrió en las salidas por alto, pero respondió elásticamente para desviar un disparo bombeado de Pedro León. La excelente colocación de Paulista y Diakhaby limitaba el peligro.

En la segunda parte el partido cayó en una tentación habitual, el de un juego abierto, de alternativas en las dos áreas. Maxi Gómez no llegaba por muy poco a puerta vacía a un pase de Rodrigo, que se gestionó el mismo la jugada. El Eibar atacaba de nuevo a balón parado, aprovechando la errática batería antiaérea de Jaume. El cabezazo de Bigas se estrelló en el larguero. Por contra, el Valencia reclamó dos penaltis, con Carlos Soler de por medio. En el primero, el disparo a bocajarro del canterano rebotó en las manos de un central. Mestalla bramó, pero Hernández Hernández no vio nada punible. Tampoco cambió de parecer en una caída de Maxi, al buscar el remate de un centro de Soler.

En un escenario tan cambiante, las sustituciones podían ser decisivas. Entró Gameiro, delantero que ha acaparado toda la zona Cesarini desde su llegada a Mestalla. El estadio, bastante adormecido, reaccionó en el último cuarto de hora cuando el Eibar se estaba adueñando del desenlace. Jaume se lucía ante un cabezazo de Charles y un nuevo disparo de Pedro León. En el tiempo añadido, con el Eibar al límite, Oliveira fue expulsado por doble amarilla en una entrada arriesgada a Parejo. Ni con ese contratiempo se rindió el rival, siempre en pie pese a la derrota.